Andalucía se convierte en el campo de batalla de la lucha por liderar la derecha

La estrategia de la crispación incendia la campaña electoral andaluza

Política - Juan I. Pérez - Domingo, 28 de Octubre de 2018
A 20 días de que oficialmente comience la campaña de las elecciones autonómicas más abiertas de la historia, la lucha en España por liderar la derecha se disputa en Andalucía, en una encarnizada batalla política sin precedentes que incendia el debate y eclipsa la referencia andaluza. Un análisis sobre estrategias y posibles consecuencias.
Parlamento de Andalucía, vacío a la espera del 2D.
parlamento de Andalucía
Parlamento de Andalucía, vacío a la espera del 2D.

El 2 de diciembre se juega Andalucía el futuro, pero también el de España. No hay más que repasar la agenda de los líderes nacionales de los partidos políticos -menos Pablo Iglesias- para comprender la vital importancia de los primeros comicios del extenso ciclo electoral que se avecina, en una comunidad clave, por su peso, y que inevitablemente marcará una tendencia de voto en municipales y generales (y europeas, aún sin arraigo, como lo demuestran los bajos índices de participación).

Después de 36 años de gobiernos socialistas ininterrumpidos -no hay región o país europeo con similar población a la de Andalucía donde un partido haya gobernado semejante periodo, con tanto apoyo popular-, es más que un reto para el resto de partidos desbancarlos, en una convulsa situación política general. Envenenada por la amenaza independentista de Cataluña, que acapara el debate nacional y mediático, pero que parece que relativiza la sociedad (como dicen encuestas, la última, el controvertido CIS), más preocupada por llegar a fin de mes y los problemas cotidianos, que no son pocos.

La experiencia de tantos años ha demostrado que Andalucía es la comunidad que más ha rechazado históricamente a la derecha. Solo Javier Arenas, cuando se dio cuenta, pudo vencer en las urnas abandonando ese espacio para centrar el partido

Para el PP de Pablo Casado es además un desafío personal, tras ser elegido para liderar el partido y romper, pese a su juventud, con la última generación de populares para conectar con la primitiva de Aznar. Precisa afianzarse. Su fracaso en Andalucía disparará sus críticas internas. Juan Manuel Moreno y toda su larga cúpula apoyaba a Soraya Sáenz de Santamaría.

Que el PP de Casado vira cada vez más a unos postulados más conservadores (hasta tendió la mano a VOX) es evidente, en un arriesgado giro en el que marcha en paralelo a Ciudadanos, que cimentó su despegue en su defensa del nacionalismo español en el caso Cataluña. PP y Ciudadanos se disputan la derecha.

En su giro, el PP de Casado se ha radicalizado abandonando el espacio de centro que sin inmutarse ocupa en Andalucía el PSOE. Mientras, Ciudadanos en Andalucía, que todo apunta a que sube por la ola nacional que le beneficia, trata de encontrar una identidad propia, atenazado por el apoyo que le brindó a Susana Díaz en esta legislatura.

Pero mientras Juan Manuel Moreno parece cómodo en la nueva era del PP que marca Casado -abrió la campaña electoral a las puertas de lo que fue un puticlub-, más incómodo en el nuevo rol se le aprecia a Juan Marín, con los dictados que impone Albert Rivera. Comenzó la campaña asegurando que no apoyará de nuevo a Susana Díaz, con la misma severidad que Albert Rivera lo hizo cuando sostuvo que no apoyaría a Mariano Rajoy.

Sorprende el PP con su reiterada apuesta por gobernar junto a Ciudadanos, que lo deja en la salida de la carrera, con un poso de derrota. Pero ya reniega de aquel mantra de dejar gobernar a la lista más votada, dado el complicado escenario que se avecina.

Y los socialistas andaluces siguen a lo suyo. Con una Susana Díaz que refuerza su papel institucional, aprovechando los ataques que torpemente lanzan a los andaluces -como los de la exministra Isabel García Tejerina- y que le ponen en bandeja esa identificación que el PSOE ha labrado con Andalucía y que le permite, en el fango del debate, disimular errores de gestión y asumir responsabilidades sobre corrupciones

Y los socialistas andaluces siguen a lo suyo. Con una Susana Díaz que refuerza su papel institucional, aprovechando los ataques que torpemente lanzan a los andaluces -como los de la exministra Isabel García Tejerina- y que le ponen en bandeja esa identificación que el PSOE ha labrado con Andalucía y que le permite, en el fango del debate, disimular errores de gestión y eludir responsabilidades sobre corrupciones.

Dedicada hasta el momento a centrarse en las periferias -solo en la provincia de Granada ha visitado Fornes, Huéscar, Padul, Motril, Albuñol, Benalúa, Guadix, Órgiva y Alpujarra de la Sierra-, a Susana Díaz, paciente, sin entrar en la violencia verbal impuesta en la campaña, ya le tocará desfilar por las capitales, donde los alcaldes socialistas son su principal baza.

Así que frente a la derechización de PP y Ciudadanos, el PSOE tiene ante sí un amplio espacio de centro, donde moverse con soltura y dejar puertas abiertas, pese a la lógica negativa ahora de tender manos tras el 2D, a buscar apoyos parlamentarios, si es reelegida la fuerza predominante.

La experiencia de tantos años ha demostrado que Andalucía es la comunidad que más ha rechazado históricamente a la derecha. Solo Javier Arenas, cuando se dio cuenta, pudo vencer en las urnas abandonando ese espacio para centrar el partido.

Así que frente a la derechización de PP y Ciudadanos, el PSOE tiene ante sí un amplio espacio de centro, donde moverse con soltura

Y por la izquierda, Adelante Andalucía, la marca con la que concurrirá Podemos e IU se esfuerza en cohesionar a ambas formaciones, sin el apoyo de la formación estatal que lidera Pablo Iglesias.

Listas en Granada, con algunas sorpresas

PSOE y PP han cerrado sus listas, con algunas novedades. En el caso de los socialistas, Teresa Jiménez se impone como número uno a la consejera de Igualdad y Políticas Sociales, María José Sánchez, en el tres.  Entre ellas, un valorado Juan José Martín Arcos. Y como era de esperar se cuela en el cuarto puesto, Gerardo Sánchez, tras dejar la Alcaldía de Armilla, que sigue su larga carrera política, tras su efímera vuelta como funcionario al Ayuntamiento de Granada. Una también muy valorada secretaria de Política Municipal del PSOE de Granada, Olga Manzano, en el quinto; el teniente de alcalde de Motril, Francisco Sánchez-Cantalejo, en el sexto, y la secretaria de Juventudes Socialistas en Andalucía, Mariola López, en el séptimo.

En el PP, los intentos de Sebastián Pérez de colocar al exsubdelegado del Gobierno, Francisco Fuentes, en la lista no tuvieron eco en la dirección regional, y deberá esperar a las municipales o generales

En el PP, los intentos de Sebastián Pérez de colocar al exsubdelegado del Gobierno, Francisco Fuentes, en la lista no tuvieron eco en la dirección regional, y deberá esperar a las municipales o generales. Marifrán Carazo, por méritos propios, encabeza la candidatura popular. Le sigue el concejal en la capital granadina Rafael Caracuel, y los también parlamentarios en esta legislatura Ana Vanesa García y Juan Ramón Ferreira. Completan la lista en los puestos de salida, la diputada provincial y portavoz en La Zubia, Inmaculada Hernández.

Queda por cerrar el resto de listas que en el caso de Ciudadanos liderará María de Mar Sánchez, a que sigue el tambien concejal de la capital Rául Fernández. Y en Adelante Andalucía, Carmen Lizárraga, la actual diputada por Podemos, y como número 2 el portavoz municipal de IU en Huétor Vega, Jesús Fernández.

Trece son los diputados que se disputan en la provincia de Granada. Actualmente, el PSOE cuenta con 5, por 4 el PP, 2 Podemos, 1 Ciudadanos y 1 IU.

Poco espacio para el debate sobre Granada en Andalucía. La ampliación del metro, el refuerzo de la sanidad... Y la Alhambra y Sierra Nevada, banderas de los populares que a estas alturas no han precisado qué es eso de una gestión netamente granadina, como si no estuvieran representados en los órganos de dirección las instituciones locales y provinciales.