'Lo público estorba, lo privado prospera'

El nuevo curso político en Andalucía arranca con una sensación incómoda de déjà vu. Juanma Moreno repite la fórmula que ha marcado su gestión: cada recorte en lo público abre espacio para el negocio privado. Sanidad, educación y universidad son los escenarios más visibles de esta ecuación que convierte derechos en mercancías.
En la sanidad, las listas de espera baten récords y la solución oficial pasa por derivar pacientes a clínicas privadas. Quien puede pagarse un seguro obtiene atención rápida; quien no, queda atrapado en la demora. Se erosiona así uno de los pilares del Estado del Bienestar: la universalidad del acceso a la salud.
La universidad tampoco escapa a esta lógica. Mientras se bloquean grados estratégicos en instituciones públicas consolidadas como Granada o Jaén, se multiplican las titulaciones en centros privados
La universidad tampoco escapa a esta lógica. Mientras se bloquean grados estratégicos en instituciones públicas consolidadas como Granada o Jaén, se multiplican las titulaciones en centros privados. La paradoja es evidente: el futuro formativo y laboral de miles de jóvenes empieza a depender del bolsillo de sus familias, no de su talento.
En la escuela pública, los recortes se disfrazan de trámites administrativos. El caso del CEIP San José de Granada -con la supresión de una unidad en un edificio histórico, diverso e inclusivo- despierta sospechas de que tras la medida late un interés urbanístico más que educativo. Y a ello se suma la eliminación de auxiliares de conversación, debilitando la enseñanza de idiomas en los colegios.
El PP andaluz impulsa un modelo que reduce lo público a beneficencia para quienes no tienen alternativa, mientras las clases medias y altas se refugian en lo privado
Nada de esto es casual. El PP andaluz impulsa un modelo que reduce lo público a beneficencia para quienes no tienen alternativa, mientras las clases medias y altas se refugian en lo privado. Un modelo que quiebra la igualdad de oportunidades y mina la cohesión social.
Ante este panorama, el silencio no es opción. Defender lo público no es una consigna ideológica, sino una necesidad democrática. Cada unidad escolar suprimida, cada grado bloqueado, cada paciente derivado a la privada es un paso más en la erosión de lo común. Y lo común es lo único que garantiza que avancemos juntos.
La ecuación de Moreno está clara: lo público estorba, lo privado prospera. Pero la ciudadanía debe escribir la suya: estorba quien maltrata lo público.