Artículo de opinión

Refundar el futuro

Política - Javier Terriente Quesada - Domingo, 3 de Mayo de 2020
Javier Terriente Quesada advierte sobre la tentación de alcanzar pactos 'cualquier precio' que legitimen una salida 'regresiva a la grave crisis que vivimos y que termine agravando los problemas del pasado.
Imagen de uno de los plenos para la prórroga del estado de alarma.
Prensa Congreso
Imagen de uno de los plenos para la prórroga del estado de alarma.

La respuesta de Pedro Sánchez a la pretensión de Pablo Casado de circunscribir el debate del Pacto para la Recuperación y para la Reconstrucción a una Comisión de investigación ad hoc en el Congreso de Diputados, ha sido celebrada en determinados medios como una genialidad estratégica. Ante la predicción de que el Congreso  hiciese de cortafuegos, dada la negativa del PP a pactar, Pedro Sánchez ha decidido sortearlo, trasladando a las Comunidades Autónomas, Ayuntamientos y Diputaciones  la alternativa de crear una red de acuerdos específicos con la derecha.

Tales Acuerdos se presentan como la única opción posible para abordar los efectos derivados de la crisis del coronavirus. Dicho en otras palabras, sin pactos con el PP no hay vida, con pactos todo es posible. No obstante, esta iniciativa corre el riesgo de multiplicar una serie de contradicciones ad infinitun en lugar de superarlas.

De entrada, ¿cualquier acuerdo, cualquiera que sea, per se, es mejor que un desacuerdo?, ¿un acuerdo que subsuma o diluya las diferencias entre sus partes, se consideraría un buen acuerdo?, ¿sería deseable un acuerdo, aunque no garantice una  ampliación y una mayor cualificación de las políticas públicas, un reforzamiento de los derechos democráticos, sociales y de las protecciones medioambientales, o un avance cualitativo de la investigación, la ciencia, las Tics…. ? En resumen, sin acuerdo el futuro será difícil pero con esta derecha es imposible.

La obsesión por alcanzar pactos en términos abstractos y a cualquier precio, corre el riesgo de legitimar una salida regresiva a la crisis que prolongue de forma agravada los problemas del pasado.

Es improbable que esta derecha, que nada tiene que ver con la de la Transición democrática de Adolfo Suárez, asuma propuestas que le hagan renunciar a su identidad y razón de existencia y programática

Es improbable que esta derecha, que nada tiene que ver con la de la Transición democrática de Adolfo Suárez, asuma propuestas que le hagan renunciar a su identidad y a su razón de existencia y programática: las amputaciones del estado de bienestar, el liberalismo económico, las privatizaciones y liberalizaciones del suelo, la reducción de impuestos, el maltusianismo social…Sin estos principios ya no sería esta derecha, sería otra cosa.

No lo es. La presidenta popular de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, despreciaba la oferta bien intencionada del dirigente socialista Ángel Gabilondo con una crudeza cruel: la salida de la crisis pasa por liberar suelo, bajar los impuestos y por no limitar el precio de la vivienda.

En Andalucía, las cosas trascurren de forma distinta, aparentemente. Es el presidente del gobierno andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, coaligado con Cs y con el apoyo de Vox, el que ha ofrecido un acuerdo al PSOE, que no es más que un mero enunciado sin contenidos. Pese a ello, la líder socialista Susana Díaz, se ha apresurado a dar una respuesta afirmativa.

Una cita a ciegas. Una amnesia voluntaria, puesto que se olvida de un dato clave reciente que invalidaría al gobierno andaluz para promover cualquier pacto de reconstrucción: La impugnación del propio PSOE ante el Tribunal Constitucional, del decreto ley del gobierno andaluz de 12 de marzo de 2020 en el que se modifican 21 leyes y 6 decretos de forma extraordinaria y urgente. Dicho decreto-ley, con la justificación de resolver el laberinto de "reglas, trámites y cautelas administrativas que entorpecen la actividad económica", autoriza un paquete de actuaciones lesivas al medio ambiente, a la protección del patrimonio histórico y cultural, a la ordenación del territorio, (por ejemplo la construcción y la legalización de campos de golf), e incluye  un severo recorte de los derechos laborales y sociales.....

A este respecto, CCOO ha declarado que el nuevo decreto rescata en Andalucía la cultura del pelotazo.

No por casualidad, fue publicado en vísperas de la declaración del estado de alarma, con la subsiguiente alteración de la actividad del parlamento andaluz. Puerta de Elvira en Granada y en Sevilla Doña Elvira.

En el País Valenciano, ha sido el presidente Ximo Puig el que ha tomado la iniciativa de pactar con la derecha, pese al malestar de Compromís y Podemos sus socios de gobierno. No es para menos. Compartir mesa y mantel con el PP de Camps, Cotino..., un partido agujereado por la corrupción endémica de la Gürtel y otros casos, es difícil de digerir.

¡Sorpresa! En Extremadura, el PP ve inviable cualquier pacto con el gobierno de Fernández Vara, al que acusa de prepotencia y de otros calificativos similares.

En Castilla la Mancha, García Page busca un acuerdo estratégico con el PP, en la idea de aprovechar la crisis para favorecer un gobierno de coalición PSOE/PP: Nadie puede asegurar que la legislatura en términos de aritmética parlamentaria va a acabar como ha empezado. Por eso, subraya, es importante que haya ya cauces de diálogo entre los dos primeros partidos del país (El Mundo, 18 enero de 2020).

Contra la resignación

Nacen nuevos horizontes y paraísos del biocontrol, cibervigilados por un Gran Hermano omnisciente, omnipresente y omnipotente. En China, Taiwán, India, Singapur, Corea del Sur, Europa, EEUU, y otros países, su sombra se pasea impunemente controlando mansamente el modo de ser de las muchedumbres. Es el reinado acorazado de Google, Facebook o Apple sobre una sociedad fragmentada en individuos solitarios e indefensos.

El sucio rostro del fascismo y el nazismo, adquieren así la forma de un moderno darwinismo social, que recorre la civilizada Europa del Norte y del Centro y del Este, en medio de la tolerancia, e incluso entusiasmo, de ciudadanos y gobiernos sin alma

El sucio rostro del fascismo y el nazismo, adquieren así la forma de un moderno darwinismo social, que recorre la civilizada Europa del Norte y del Centro y del Este, en medio de la tolerancia, e incluso el entusiasmo, de ciudadanos y gobiernos sin alma: No se deben admitir en las UCI a personas demasiado viejas o demasiado débiles (Frits Rosendaal, jefe de epidemiología Univ Leiden. Holanda). Mark Rutte, el ultraliberal primer ministro holandés, sí, el mismo que veta la creación de un fondo compartido de euro coronavirus para España e Italia, habla de la inmunidad de rebaño. Boris Johnson, Bolsonaro o Trump incendian el paisaje.

Ya no se puede ignorar que la pandemia es un hecho social total, de dimensión mundial, que está trastocando el conjunto de relaciones y conmociona a la totalidad de los actores, de las instituciones y de los valores. Cuando todo termine la vida ya no será igual (Ante lo desconocido...la pandemia y el sistema mundo. Ignacio Ramonet. Le Monde Diplomatique de 25 abril 2020).

Hay unanimidad en que el viejo modelo del capitalismo de rapiña, basado en la construcción y en un urbanismo sin límites, el turismo de masas, unos servicios sobre dimensionados respecto al sector industrial, una agricultura sometida a precios a la baja y una degradación medioambiental imparable, ha entrado en barrena.

Por lo demás, los datos sobre investigación y desarrollo (% PIB) muestran que son residuales respecto a Europa: casi la mitad, el 1,24% del PIB, mientras que la media europea es del 2,07%. Como contrapunto, Suecia, gasta el 3,3%, Alemania, el 3,2%, ...Y en lo más alto del escalafón, el 4,53% de Corea del Sur (Estadísticas del Banco Mundial, 2018).

Entretanto, el mundo del trabajo ha sacado a la luz carencias inaceptables. Tutelas y derechos vulnerados, condiciones de trabajo y salariales bajo mínimos, junto a una precariedad estructural que ha arrastrado a una multitud de trabajadores a una sumisión desconocida.

Ciertamente, el individualismo y los comportamientos egoístas convertidos en norma ayudan al confinamiento, pero, también, pueden contribuir al enfurecimiento acrítico  hacia la política y los políticos, en cuanto una casta uniforme, que hacen de la antipolítica un atajo hacia el fascismo. El Gran Hermano ha irrumpido para quedarse por mucho tiempo en las relaciones interpersonales.

La pandemia ha provocado una ruptura del libre mercado y de las políticas extremas de austeridad, epicentro de las medidas fiscales rayanas en el austericidio. Europa vence pero no convence. La Comisión ha perdido autoridad, sobre todo tras la imposición a Grecia de las políticas de ajuste que destrozaron el país, ante la insubordinación del gobierno de Syriza. Corría 2008. Un aviso a caminantes a la izquierda europea. Merkel dictak. Entonces.

Ahora, afortunadamente, Merkel dixit: es necesaria una reconstrucción verde, que responda al desafío de unir la economía y la  ecología, aprovechando la oportunidad para responder de forma conjunta (mundial) a ambas crisis (Entrevista en La Vanguardia, 28 del 4 de 2020).   

En este contexto, las inversiones públicas adquieren unas dimensiones inusitadas. Sería entonces indispensable la reconversión de las capacidades del Estado en un nuevo keynesianismo, como un Deus ex maquina contemporáneo. Un nuevo tipo de capitalismo de estado se abre paso, con un fuerte componente social, que supondría la refundación del viejo librecambismo en modernos paradigmas políticos.

Es de temer cambiar para que nada (o poco) cambie. No sería inverosímil que, una vez que pase el pánico, los poderes establecidos pretendan retomar el control, entendiendo la vuelta a la normalidad como la vieja normalidad, es decir, como el retorno a un sistema económico y social obsoleto y a un Estado mermado en sus atributos públicos y sociales.

Hay que insistir en el empeño. El buenismo (pactar a cualquier precio) podría servir para alcanzar el paraíso, pero no basta para reconstruir un país deshecho. Un manifiesto suscrito por más de doscientos cincuenta economistas y otros científicos del 22/4/20 concluía: la salida de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus debe estar orientada a sentar las bases de una sociedad más justa, más igualitaria y ecológicamente sostenible. Suma y sigue.

Javier Terriente Quesada es militante de izquierda y activo participante en la lucha por la democracia y las libertades.