'Atrapadas'

Blog - Punto de fuga - Cristina Prieto - Jueves, 2 de Febrero de 2023
La ministra de Igualdad, Irene Montero, con parte de equipo en el Ministerio.
Ministerio de Igualdad
La ministra de Igualdad, Irene Montero, con parte de equipo en el Ministerio.

Dice ahora el Gobierno PSOE-Unidas Podemos que es urgente modificar algunos aspectos de la Ley de Garantía de la  Libertad Sexual, conocida como Ley del sí es sí, porque parece que tiene algunas grietas. Lo llaman así por no decir que más bien parece un queso gruyere con olor a cabrales. Más de trescientas condenas se han revisado ya a la baja y casi una veintena de agresores sexuales y pederastas campan a sus anchas después de haber conseguido ser excarcelados. Para ser una normativa que iba a favorecer a las mujeres, el resultado obtenido indica todo lo contrario.

Y aunque el malestar social es patente y la oposición ha encontrado la excusa perfecta para arremeter contra el Gobierno –no por lo que le importe la mitad de humanidad sino como estrategia política de desgaste- la titular del Ministerio de Igualdad continúa resistiéndose y cargando sobre las espaldas de los jueces las consecuencias del desaguisado

Y aunque el malestar social es patente y la oposición ha encontrado la excusa perfecta para arremeter contra el Gobierno –no por lo que le importe la mitad de humanidad sino como estrategia política de desgaste- la titular del Ministerio de Igualdad continúa resistiéndose y cargando sobre las espaldas de los jueces las consecuencias del desaguisado. Las feministas advirtieron del peligro y nadie las escuchó.

Al Presidente del Gobierno le está estallando en la cara la ley mientras desde Igualdad se continúa defendiendo un texto que, en pocos meses, ha hecho saltar todas las alarmas. Rectificar es difícil, admitir que te has equivocado requiere un ejercicio de humildad que Irene Montero y sus subalternas ministeriales no piensan realizar y desde Podemos se pone toda la artillería en marcha para defender una norma que está demostrando ser el sueño de cualquier delincuente sexual. Y, si hay que mentir, se miente sin rubor, porque para eso estamos en el Gobierno y vamos adaptando la realidad a lo que nos conviene. Hay otra posibilidad. ¿Y si no se han equivocado y el antipunitivismo del que presumen en Igualdad es justo lo que estamos viendo con esta norma?

Pedro Sánchez anda estos días un poco preocupado y ya ha anunciado que habrá cambios en la ley pero todavía no sabe cómo lo hará. Y, esto ya ni siquiera alcanza la categoría de promesa

Pero, hete aquí, que es año electoral, que las encuestas no parecen arrojar predicciones muy halagüeñas y hay que amarrarse los machos porque puede que nos muevan la silla. Y, qué mejor que tirar del voto de las mujeres, esas de las que a veces nos acordamos y a las que tantas cosas prometemos para echarlas a la cuneta después. Pedro Sánchez anda estos días un poco preocupado y ya ha anunciado que habrá cambios en la ley pero todavía no sabe cómo lo hará. Y, esto ya ni siquiera alcanza la categoría de promesa.

Mientras, la otra parte de la coalición formada por Podemos e Izquierda Unida, ni siquiera confirman estos posibles cambios porque continúa enrocada. Su Ley es muy buena pero el resto de los mortales no la entiende o se está aplicando mal. Tres meses hace que entró en vigor y vamos a una media de cien reducciones de condena por mes y siete excarcelaciones. Aún le parecerá poco a Irene Montero que sólo le falta pedir la llave de las celdas para irlas abriendo de par en par y festejar con confeti la salida de prisión de cada violador.

Mientras, la otra parte de la coalición formada por Podemos e Izquierda Unida, ni siquiera confirman estos posibles cambios porque continúa enrocada. Su Ley es muy buena pero el resto de los mortales no la entiende o se está aplicando mal

Estamos viendo los resultados de una Ley ya aprobada sobre la que el Feminismo –el grande, el que se escribe con mayúsculas- ya advirtió y aún nos queda por ver las nefastas consecuencias de otra Ley, la Trans, que aún no ha culminado su trámite en el Senado. Sobre esta última el Feminismo – el teórico-político, el radical porque viene de la raíz- también lleva años alertando. ¿Será necesario ver la salud de miles de niñas, niños y adolescentes destrozada para que se vean sus perniciosos efectos? ¿Tendremos que empezar a hacer listas de ‘mujeres violadoras’ para que crean a las feministas? ¿Volveremos a escuchar que habrá que introducir cambios en la Ley después de ver arruinadas las carreras de las mujeres en el deporte? ¿Es necesario llegar a estos extremos para entender que tanto la Ley Trans, como la Ley del sí es sí no son buenas para las mujeres?

De lo contrario podremos decir, sin equivocarnos, que la actual legislatura que concluirá a final de año (si no se adelantan las elecciones generales) ha sido la peor para las mujeres

A tiempo estamos de parar el despropósito que el Gobierno de coalición pretende aprobar en los próximos días. De lo contrario podremos decir, sin equivocarnos, que la actual legislatura que concluirá a final de año (si no se adelantan las elecciones generales) ha sido la peor para las mujeres. Y duele tener que decirlo cuando se suponía que quienes estaban al frente se han autodenominado el Gobierno más feminista de la historia, el del progreso, el de los derechos, el progresista.

Sin duda, las mujeres progresistas –el Feminismo siempre lo ha sido- están atrapadas. Quienes se suponían que iban a reforzar sus derechos, se han dedicado a destruirlos y, por otro lado, la historia nos dice que de la derecha no se puede esperar nada. Nunca una convocatoria electoral ha despertado tan poco interés entre una mitad de la población cuyo voto ha conseguido decantar la balanza a uno u otro lado. La izquierda ha dilapidado el capital electoral que supone el voto de las mujeres.

 

 

Imagen de Cristina Prieto

Madrileña afincada en Andalucía desde 1987, primero en Almería y posteriormente en Granada donde he desarrollado mi carrera profesional como periodista. Me licencié en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, cursé mi suficiencia investigadora en la Universidad de Granada dentro del programa Estudios de la Mujer y leí mi tesis doctoral en la Universidad de Málaga.