El encanto del camino depende más de la actitud que del paisaje

Blog - La buena vida - Ana Vega - Sábado, 19 de Noviembre de 2016
El encanto del camino depende más de la actitud que del paisaje.
Antonio Vega Borrego
El encanto del camino depende más de la actitud que del paisaje.

“El encanto del camino depende más de la actitud que del paisaje”

Ray Loriga,
en 'Lo que sucede con el Alma', artículo publicado en El País Semanal

Ocurre, a menudo, que personas que poseen todo lo que es considerado socialmente como elementos del éxito, sin embargo, sienten una insatisfacción inexplicable. Si nos paramos a analizar nuestro comportamiento cuando ese aburrimiento existencial aparece en nuestra vida podemos descubrir que nuestros verdaderos deseos  no se corresponden con lo que hacemos o que no estamos desarrollando nuestras capacidades. Como el águila del cuento hindú que nació y creció en un gallinero y aprendió a vivir como uno polluelo más; cuando vio volar un águila y deseó unirse a ella, hizo caso de sus hermanos polluelos que la disuadieron de ello y nunca más pensó en volar alto como un águila.

Esto es, lo que creemos de nosotros mismos y de los que nos rodean determinan profundamente lo que pensamos y cómo nos comportamos, nuestra forma de estar en el mundo; presuponemos nuestras creencias como ciertas y actuamos y analizamos los resultados como si lo fueran.

La P. N. L. no se detendrá en descubrir si estas creencias son ciertas o falsas, sino en evaluar si nos son útiles o no. Las creencias y valores dirigen nuestras vidas dándonos permiso para hacer ciertas cosas y prohibiéndonos otras. Siendo así, no estará de más revisarlas para eliminar o cambiar aquellas que no nos sean útiles, aquellas que no nos permitan desarrollar nuestras capacidades, como al águila que cree ser un polluelo, y nos impidan volar.

Es muy difícil sentirnos cómodos en nuestra piel si primero no le dedicamos el tiempo necesario a tomar conciencia de qué hay realmente bajo ella; de quiénes somos y qué queremos; descubrir cómo  somos y qué fortalezas tenemos para luego decidir qué queremos mejorar en nuestras vidas.

Y, antes de iniciar el camino del cambio, grabar a fuego en nuestras mentes que si no lo conseguimos no hablaremos de fracaso sino de resultados inadecuados. Y, en cualquier caso, no identificaré lo que soy con el resultado de mis acciones. Seguiré siendo un ser valioso independientemente de ellos.

Fantasear es bueno en un primer momento para diseñar mentalmente el plan a seguir; podemos soñar con lo que deseamos alcanzar pero sin dormirnos. Pero pasado este momento habrá que pensar en cómo podemos hacer realidad estos deseos; marcarnos etapas que ir alcanzando poco a poco; tener los objetivos a alcanzar muy claros y que sean realistas. El deseo será el motor que nos pondrá en marcha pero si no contamos con los medios necesarios será difícil llegar a la meta. Felicitarse por cada etapa recorrida será un refuerzo fundamental para finalizar el camino diseñado.

Las recomendaciones de la P.N.L. para este viaje son: compenetración, objetivos, agudeza sensorial y flexibilidad.

La compenetración  se refiere a la confianza y receptividad que tienes contigo mismo y también con los demás; cuanto más compenetración haya entre el yo que piensa y el yo que actúa, entre lo que quieres y lo que haces, mejor será tu salud y mayor tu bienestar. Además, los conflictos internos generan conflictos externos por lo que si eres congruente contigo mismo, lo serás en tu forma de relacionarte con los demás.

Para ello es fundamental saber lo que quieres; esto es, determinar con claridad tus objetivos y resultados a alcanzar. Si no los defines, te será muy difícil saber si lo has logrado o qué grado lo has hecho. La recomendación es preguntarte continuamente qué quieres y preguntárselo también a los demás.

Saber lo que realmente está ocurriendo te servirá para reajustar tu comportamiento o modificar los objetivos si es necesario y, para ello, deberás agudizar tus sentidos para recibir la información que el entorno te estará enviando continuamente; hay que recuperar la curiosidad de un niño.

Por último, cuantas más opciones diferentes de enfrentarte a una situación barajes, más posibilidades de alcanzar los resultados programados tendremos. Cambia tu forma de actuar tantas veces como lo consideres oportuno y no tengas miedo de hacerlo; no insistas en aplicar soluciones que no te han dado resultado; no hemos firmado ningún contrato que no podamos romper con nosotros mismos.

 

 

Imagen de Ana Vega

Licenciada en Filosofía. Experta en Género e Igualdad de Oportunidades y especializada en temas de Inteligencia Emocional. Con su blog, La buena vida, no pretende revelarnos nada extraordinario. Tan solo, abrirnos los ojos un poquito más y mostrarnos que la vida puede ser más llevadera.