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Blog - El camino equivocado - Guillermo Ortega - Jueves, 8 de Septiembre de 2016
El Dúo Dinámico.
sonorama-aranda.com
El Dúo Dinámico.

Vaya por delante: respeto al Dúo Dinámico, pioneros del pop español (su primer single vio la luz en 1959, si no estoy mal informado) que sin duda ayudaron a abrir muchas puertas a los que llegaron después. Si después de casi sesenta años de trayectoria desean seguir dando conciertos, están en su derecho. Quien quiera ir a verlos, que vaya. 

Me pregunto, no obstante, qué pintan como cabeza de cartel del Sonorama, un festival que el año pasado ya se las dio de rompedor contratando a Raphael y que en esta edición ha intentado el más difícil todavía haciéndose con los servicios de Ramón Arcusa y Manolo de la Calva. 

No sé si esas Operaciones Rescate se deben a que a los organizadores del macroconcierto realmente le gustan esos artistas o a que quieren desembarazarse de algo que en el panorama rockero español es muy habitual: a diferencia de lo que ocurre en Francia, donde la figura de Johnny Hallyday es casi unánimemente respetada, aquí persiste una tendencia a despreciar a los ídolos de antaño. Muchos consideran a Fórmula V,  Los Pekenikes, Karina o Los Diablos como unos horteras sin más. 

Lo anterior es muy discutible, naturalmente, y a lo mejor alguna vez me meto en ese charco. Pero volviendo al Dúo Dinámico y a su inclusión en el Sonorama, me parece que detrás de todo hay un cierto ánimo de crear polémica para, de esa forma, llamar la atención y lograr más repercusión. Lo importante es que hablen de ti, aunque sea bien, que dijo Dalí. O aunque sea mal, como apuntó Oscar Wilde.

Algunas personas que se encalomaron en Aranda del Duero para verlos (bueno, se supone que para ver a otros grupos, pero de paso también a ellos) han vuelto espantados. Citaré algunos de los adjetivos con los que han adornado sus crónicas orales: lo del Dúo Dinámico fue bochornoso, vergonzante, lamentable, horroroso o patético. Desafinaban continuamente, se descompasaban, no llegaban a las notas altas, no hacían caso a los monitores, se las daban de graciosillos y de modernos… Un desastre en toda regla. 

Son valoraciones de gente con criterio fiable, al menos para mí. No obstante, para estar más seguro y no criticar sin fundamento, eché un vistazo en Youtube y, efectivamente, mis peores presagios se confirmaron: los informadores estaban en lo cierto.

El año pasado la cosa medio funcionó porque, por un lado, Raphael es un huracán en directo, y lo dice uno que no es ni de lejos entusiasta de ese señor. Por otro, porque sí que ha sido y es respetado por músicos y cantantes  de distinto pelaje y con caché, que destacan que, por encima de cualquier otra consideración, es un artista. 

Pero con el Dúo Dinámico… Es lo que pasa cuando metes una cabra en un garaje. Supongo que ellos estarían encantados sintiéndose por una noche observados por un montón de muchachos que bien podrían ser sus nietos. Miles de individuos que para el caso podrían dividirse en dos grupos: el de los que realmente se lo estaban pasando bien y (éste el más numeroso, sospecho) el de los que no se divertían con lo que veían, sino a costa de lo que veían. Un defecto muy típico de los españoles, ya que estamos. Creo yo que, en vez de reírse de alguien, es más sano pasar ese rato en el ambigú.

Sea como sea, a lo que voy es a que el sitio del Dúo Dinámico no es ese. Pueden seguir triunfando en el Tívoli de Benalmádena o en Benidorm, donde no sé si los reyes siguen siendo María Jesús, su acordeón y sus pajaritos. Los festivales juveniles no son su hábitat.

Aunque insisto en que los culpables no son ellos sino los organizadores, por empeñarse en meter con calzador en su programación a una vieja gloria y presentarla como el Jefe de los Independientes. Me pregunto qué tendrán preparado para el año que viene. ¿Mocedades, La Década Prodigiosa, Miguel Ríos con Víctor Manuel, Ana Belén y Serrat? No, si al final va a resultar que el colmo de la modernidad va a ser corear como locos ‘La puerta de Alcalá’. No te digo…

 
Imagen de Guillermo Ortega

Guillermo Ortega Lupiáñez (Algeciras, 1966) es licenciado en Periodismo. Empezó a trabajar en 1990 en el desaparecido Diario 16 y después pasó a Europa Sur y Granada Hoy. También lo hizo durante un breve periodo en la Ser y colaboró en El Mundo, Ideal y ABC. Durante algo más de un año fue columnista en Granadaimedia. Ha sido encargado de prensa en los grupos municipales de UPyD y Ciudadanos en Granada y ahora trabaja en prensa del PP. Ha publicado cuatro libros: Cuentos de Rock (2008), Los Cadáveres Exquisitos (2012), Horas Contadas (2014) y La vida sí que es una pelea (2016).