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Artículo de Opinión por Pepa Merlo

'Áspero mundo'

Ciudadanía - Pepa Merlo - Miércoles, 20 de Agosto de 2025
Un artículo de Pepa Merlo, valiente, que es un grito de denuncia frente al dolor, al sufrimiento y a la masacre de todo un pueblo. No dejes de leerlo.
Un niño palestino con una bolsa de comida en una escuela bombardeada.
Omar Ashtawy/APA Images via ZUMA / DPA - Archivo
Un niño palestino con una bolsa de comida en una escuela bombardeada.
Agazapada
bajo las piedras y las horas,
esperaste, paciente, la llegada
de esta tarde
en la que nada
es ya posible…

Ángel González

Es desmesurada la línea divisoria que separa y aleja el significado de dos términos análogos. Una zanja abismal, profunda, inmensa, infranqueable, tristemente necesaria. Porque si no existiera, este mundo no sería este mundo. Sería un lugar mejor. Y no lo es. De un extremo, sentir, del contrario, empatizar. 

Siente una profunda somnolencia quien está muriendo de inanición, porque, llegados a un punto, hambre ya no siente. Y el cuerpo, esa "entidad" que quiere vivir a toda costa, se deja arrastrar hacia un sueño profundo; por mucho que la consciencia rechace la derrota y se niegue a cerrar los ojos, los párpados caerán pesados como un portón de plomo, y el cuerpo terminará vencido y acunado quizás con el sonido tenue y lejano de una nana que traiga el recuerdo, mientras el recuerdo siga vivo; una ensoñación nacida de la poco poética y muy prosaica necesidad de ahorrar calorías.  

Como algunas plantas recién cosechadas que utilizan las reservas de nutrientes para seguir vivas, mientras el sueño arrulla, el cuerpo ralentiza el consumo de grasa, proteína..., deshidratada la piel, seca, se estira y deja que el esqueleto muestre su contorno. Es el momento en el que no existe nada más doloroso que una caricia

Como algunas plantas recién cosechadas que utilizan las reservas de nutrientes para seguir vivas, mientras el sueño arrulla, el cuerpo ralentiza el consumo de grasa, proteína..., deshidratada la piel, seca, se estira y deja que el esqueleto muestre su contorno. Es el momento en el que no existe nada más doloroso que una caricia. Durante la Segunda Guerra Mundial, los prisioneros en el oriente asiático sufrían del llamado "síndrome de pies quemados", una horrenda sensación de ardor, dolor, quemazón en la planta de los pies, por la falta de vitaminas del complejo B o por la carencia de otros nutrientes esenciales. Antes de que los huesos se exhiban, la atrofia muscular, el encogimiento a base de dolor y el debilitamiento de los músculos delimitará y reducirá la capacidad de movimiento, hasta que tan sólo en el ensueño sea posible imaginar que se atraviesa una playa idílica y el calor de la arena quema en la planta de los pies, si es que soñar es posible para el que muere de inanición. ¿Y el bebé que no sabe del calor de la arena? ¿Con qué soñará el bebé? ¿Qué tipo de musaraña proyectará su cabeza cuando ya no exista el llanto púrpura ni el vagido ni el cólico, cuando no exista ni un triste gemido? Justo en ese punto previo a la muerte, pero aún vivos, en el que el verbo sentir debe desvanecerse.

Identificarse con otro es empatizar, comprender sus emociones. Pero para empatizar hay que partir del reconocimiento del prójimo como alguien próximo a nosotros, para que nos duela el dolor ajeno, y nos conmueva una mirada de desesperación que al fin no sería muy distinta de nuestra mirada si estuviésemos desesperados. Pero no hay empatía con el pueblo gazatí. Un pueblo que se considera ajeno a nuestro propio pueblo, quizás sea distinto el porcentaje de concentración de sal en sus lágrimas, o tal vez la destemplanza y el orgullo al alzar el grito compongan vibraciones extrañas, desconocidas ondas sonoras imposibles de ser oídas en el resto del mundo. 

No debe existir el más mínimo resquicio por el que pueda filtrarse el subterfugio que venga a justificar un genocidio, pero existe, convirtiendo la empatía en un cuchillo bien afilado y de doble filo capaz de cortar del lado erróneo, porque esta sociedad terrible y cínica, que fingió madurar y fortalecerse con la pandemia, parece empatizar con los que masacran y asesinan y justifican la masacre y el asesinato. Una sociedad que con el lema de a Dios rezando (sea el dios que sea) camina con el mazo dando. Con la frivolidad y el cinismo de tomar personajes bíblicos para denominar sus fases de exterminio, 50 vidas se fueron hoy en la denominada "Operación carros de Gedeón" en alusión a Gedeón (גִּדְעוֹן), guerrero del Antiguo Israel y el quinto de los jueces considerado como uno de los más sobresalientes por la magnitud de su «obra guerrera» contra uno de los pueblos enemigos de Israel: los madianitas. 

Gaza es el espejo donde se refleja el rostro real de lo que somos, las facciones monstruosas de una especie carente de todo código deontológico, ávido de la sangre de sus congéneres, una especie letal que necesita la sociedad no para interactuar y compartir, sino para someter

Digo que la humanidad camina, no digo que la humanidad avanza. ¿Dónde está el avance en un homo sapiens que ha alcanzado las capacidades mentales precisas para inventar, aprender, utilizar estructuras lingüísticas complejas, adquirir y mejorar sus habilidades lógicas, capaz de concebir, transmitir y aprender conceptos abstractos, entre los que se encuentra los términos ética, moral o empatía...? Parece que retrocede a pasos agigantados, parece que esté volviendo hacia el Sahelanthropus tchadensis, una de las especies más antiguas conocidas del árbol genealógico humano, un ser ancestral tanto de los humanos como de los chimpancés; o tal vez estemos mutando, como lo hace la tierra, acercándonos más a la alimaña en su tercera acepción según el diccionario de la RAE: "persona mala, despreciable, de bajos sentimientos". Gaza es el espejo donde se refleja el rostro real de lo que somos, las facciones monstruosas de una especie carente de todo código deontológico, ávido de la sangre de sus congéneres, una especie letal que necesita la sociedad no para interactuar y compartir, sino para someter. "Mientras se agudiza la devastación y la tragedia humana, el mundo se enfrenta a la urgente responsabilidad de detener el genocidio israelí y poner fin a más sufrimiento y desplazamiento", publican los medios, pero 61.944 muertos después y 14.400 desaparecidos en Gaza, de los que 18.430 de los muertos son niños, la palabra urgencia anda desprovista de su condición de apremio, celeridad, inmediatez y parece que son sus antónimos los que la definen ahora, y en los que Israel se regodea para ejecutar a conciencia un cambio demográfico en Gaza, una limpieza étnica. Esa responsabilidad de la que hablan conllevaría una identificación con el pueblo gazatí, un sentir, un empatizar. Se intuye un futuro a corto plazo nada halagüeño para los que sentimos y empatizamos con el dolor y el sufrimiento del prójimo.

Pepa Merlo es doctora en Filología Española, Premio Extraordinario de doctorado por la Universidad de Granada. Investigadora de esta universidad, está especialista en Generación del 27 y autoras españolas del siglo XX. Profesora de la Universidad Internacional de Valencia (VIU). Sus artículos han sido publicados en las revistas más prestigiosas nacionales e internacionales, ha participado en congresos y seminarios en diferentes universidades de prestigio de todo el mundo. Es narradora. Sus cuentos cortos han sido publicados en las revistas literarias de prestigio nacionales e internacionales, ha sido traducida al inglés y al francés.

Ha publicado: Peces en la Tierra. Antología de mujeres poetas entorno a la Generación del 27 (Vandalia. Fundación José Manuel Lara, 2010), Con un traje de luna. Diálogo de voces femeninas de la primera mitad del siglo XX (Vandalia. Fundación José Manuel Lara, 2022), Rafael Guillén. Del conocimiento al asombro (Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, Junta de Andalucía, 2022), El haza de las viudas (Espuela de Plata. Renacimiento, 2008), Todos los cuentos, el cuento (Col. Narrativa, Diputación de Cádiz, 2007); entre las ediciones críticas destacan: El diván del Tamarit de Federico García Lorca (Cátedra, 2018), Una sombra entre los dos de Elisabeth Mulder (Renacimiento. 2018), El retablo de Salomé Amat de Elisabeth Mulder (Renacimiento, 2021) y Sinfonía en Rojo de Elisabeth Mulder (Tigres de papel, 2022).

Cofundadora de la editorial ELENVÉS EDITORAS, dirige la colección Bernal de narrativa.

Foto de Pepa Merlo: Luis Serrano

 

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