El alivio de no necesitar reafirmarse

Blog - La buena vida - Ana Vega - Sábado, 5 de Noviembre de 2016
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El investigador de la conducta humana Robert Dilts habla de los diferentes niveles en los que se establecen las relaciones personales; conocerlos resulta muy útil para poder realizar cambios en nuestro modo de estar en el mundo y responder ante cualquier situación. Así, podemos diferenciar los siguientes niveles en los que nos movemos diariamente:

El entorno se correspondería con el lugar y el momento en el que nos encontramos, esto es, el contexto que nos envuelve y que determina la forma en que interactuamos con los demás. Todos nos comportamos de manera diferente en el trabajo, en el círculo de amistad más cercano o en el entorno familiar dependiendo del nivel de compenetración o de lo que compartimos con quienes forman parte de él. Tendremos que definir en qué entorno deseo realizar ese cambio personal; en qué ámbito y con qué personas deseamos ponerlo en práctica. Por ejemplo, decido ser más abierto con aquellas personas de mi trabajo con las que he descubierto que comparto interés por conocer otras culturas.

Con el comportamiento se refiere a las acciones específicas y conscientes que llevamos a cabo; recordando que el comportamiento engloba pensamientos y acciones. Por ejemplo, decido dejar perder rápidamente los nervios cuando alguien manifiesta una opinión diametralmente opuesta a mía; en cualquier entorno porque ahora me estoy centrando en mi comportamiento independientemente del ámbito en que esté.

La capacidad haría referencia a las habilidades que incluye tanto las destrezas físicas y mentales como las estrategias de pensamiento. Este sería el nivel en el que nos moveríamos si decido que quiero empezar a practicar yoga o mejorar mi inglés.

Las creencias son básicamente los juicios y valoraciones que hacemos sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre el mundo que nos rodea. Las creencias y valores determinan nuestras vidas al decidir qué es importante para nosotros, qué nos está permitido hacer y qué no. En este nivel me encuentro cuando decido eliminar cualquier creencia limitante que me impide alcanzar un mayor desarrollo o grado de bienestar del tipo “soy demasiado mayor para retomar mis estudios”. Todos tenemos creencias irreales de este tipo; no os resultará difícil encontrar alguna que os esté impidiendo realizaros.

La identidad está conformada por la imagen que tenemos de nosotros mismos, la definición de quiénes somos y cuáles son nuestros objetivos vitales. No debemos olvidar que esta es una construcción, que si bien se resiste mucho, puede ser modificada. Nos estamos refiriendo a aquellas situaciones en que respondemos “es que yo soy así”. Pues adelante, si ese “ser así” te hace sentir bien, mantenlo aunque no sea entendido o compartido; pero, si no es este el caso, deja de sentirte obligado a reafirmarte.

Por último habla de la espiritualidad para referirse a tu conexión con la humanidad, el universo o como entiendas que debes llamar a aquello que te sobrepasa como identidad, un sistema mayor. Aquí cabría incluir el impacto que tienen tus acciones en tu comunidad, en el medio ambiente, en el mundo.

   

 

Imagen de Ana Vega

Licenciada en Filosofía. Experta en Género e Igualdad de Oportunidades y especializada en temas de Inteligencia Emocional. Con su blog, La buena vida, no pretende revelarnos nada extraordinario. Tan solo, abrirnos los ojos un poquito más y mostrarnos que la vida puede ser más llevadera.