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Objetivos seductores

Blog - La buena vida - Ana Vega - Sábado, 1 de Agosto de 2015
IndeGranada

Si bien es importante un primer momento de reflexión para darnos cuenta de cuál es nuestra realidad, qué es lo que nos gusta de ella y qué es lo que queremos cambiar; fundamental para lograrlo será conseguir formular estas metas de forma clara y alcanzable.

Esto es lo que se llamaría verbalizar objetivos “seductores“ , que el terapeuta Thies Stahl en su libro Introducción a la Programación Neurolingúística propone. Para que un objetivo esté correctamente formulado deberá cumplir una serie de criterios.

Cuando nos planteemos un cambio en nuestra vida, será importante que nos paremos a pensar si podemos iniciar y mantener en el tiempo el cambio que nos proponemos o necesitaremos la ayuda de otras personas o circunstancias. Cuantos más elementos ajenos a ti mismo intervengan en tu descripción del objetivo; más variables ajenas a tu control influirán en su logro dificultándolo.

Contextualiza tu objetivo; esto es, cuando quiero alcanzarlo; en qué situación concreta quiero cambiar mi respuesta; ante qué persona deseo cambiar mi conducta; en qué momento me comportaré así en lugar de repetir la fórmula aprendida que no soluciona mi bloqueo ante determinada situación. Da detalles, nada de generalidades.

Imagina las sensaciones que te acompañarán en el momento en que consigas comportarte como deseas, los sentimientos y emociones que te proporcionarán el logro. Esto servirá de refuerzo positivo.

Formula tus objetivos sin incluir negaciones; emplea expresiones del tipo quiero lograr…, me gustaría…, deseo….; en lugar de no quiero…., no me gustaría. Tampoco incluyas comparativos como más, menos, mejor…

Conseguir lo que te vayas proponiendo actuará de refuerzo positivo como ya hemos dicho; por esto es importante que al definir tu objetivo incluyas un periodo de tiempo corto para empezar a disfrutar de las mejoras en tu vida que te proporcionará el cambio que buscas.

Evalúa antes de empezar a practicar tu cambio de actitud los beneficios y los posibles perjuicios que te acarreará el mismo para decidir si te merece la pena o no iniciar el proceso.

Y lo más obvio, sé realista a la hora de definir tus metas ya que el no alcanzarlas será un refuerzo negativo. Para conseguirlo es necesario ser conscientes de nuestras capacidades pero también reconocer nuestras limitaciones.

A esta misión dedicaré el mes de agosto, a diseñar mis objetivos para el próximo año. Para mí, el año siempre ha empezado en septiembre... Me marcaré metas realistas, que dependan de mí; pero si, aún así, no logro alcanzarlas seré benévola conmigo y cantaré como Nacho Vegas en Crujidos … pero no es dramático. Esto no es tan trágico....”

Imagen de Ana Vega

Licenciada en Filosofía. Experta en Género e Igualdad de Oportunidades y especializada en temas de Inteligencia Emocional. Con su blog, La buena vida, no pretende revelarnos nada extraordinario. Tan solo, abrirnos los ojos un poquito más y mostrarnos que la vida puede ser más llevadera.