Artículo de Opinión

La Constitución de la desmemoria

Ciudadanía - Francisco Vigueras e Isidoro Coello - Jueves, 6 de Diciembre de 2018
Francisco Vigueras e Isidoro Coello firman este artículo de opinión en el que lamentan que la Memoria Democrática sea la gran olvidada en el 40º aniversario de la Constitución y en la propia Cara Magna.
Monolito que señala el Barranco de Víznar.
P.V.M.
Monolito que señala el Barranco de Víznar.

Ochenta colectivos memorialistas han suscrito una carta en la que piden al Congreso de los Diputados y al gobierno de Pedro Sánchez que pongan fin a la impunidad del franquismo. Cuando reciban esta carta, sus señorías estarán celebrando, con gran entusiasmo, el 40 aniversario de la Constitución del 78, resultado de una transición que no fue tan modélica como dicen y, sin embargo, cada vez más cuestionada. Para empezar, en la Carta Magna no hay ninguna mención a las víctimas del golpe militar del 36 y posterior dictadura, que fueron asesinadas, precisamente, por defender la legalidad democrática. Es pues la Constitución de la desmemoria. 

Pero ¿qué celebráis?, si todavía tenemos más de 100.000 desaparecidos en cunetas y al dictador enterrado con honores en el Valle de los Caídos. ¿Cómo es posible que, después de 40 años de democracia, la familia del general golpista tenga tanto poder y sea capaz de desafiar a un gobierno democrático?

Y volvemos a preguntar: ¿Qué celebráis?, si antiguos torturadores de la policía franquista han sido condecorados en plena democracia y se pasean por la calle con total impunidad, protegidos por la Ley de Amnistía del 77. Por cierto, una ley preconstitucional, utilizada por el Tribunal Supremo como ley de punto final para impedir a la jueza argentina María Servini que investigue los crímenes del franquismo.

Admitamos que en la transición no se pudo hacer más, por miedo a otro golpe militar. Pero no digan que fue un proceso modélico, pues tal afirmación supone una ofensa a las víctimas de la dictadura

Por tanto, admitamos que en la transición no se pudo hacer más, por miedo a otro golpe militar. Pero no digan que fue un proceso modélico, pues tal afirmación supone una ofensa a las víctimas de la dictadura. Sobre todo, para los hijos de los fusilados, que murieron con la pena de ver cómo la Constitución del 78 también se olvidaba de sus padres. Por favor, no digan que están orgullosos de una transición que ha legalizado a la Fundación Franco y le permite hacer apología del dictador. Algo inconcebible en la Alemania democrática, donde está prohibida la exaltación del genocida Adolf Hitler. Demasiadas concesiones al franquismo.

¿Cómo podéis sentiros orgullosos de una transición que apostó por el olvido y ha ocultado, durante 40 largos años, la memoria democrática en el sistema educativo? La mayoría de nuestros estudiantes desconocen hoy el proyecto de cambio que supuso la II República. Tampoco saben que unos militares golpistas provocaron la guerra civil y una represión brutal para derrocar el proyecto republicano de igualdad y justicia social e imponer los privilegios de una minoría. Desconocen, también, que viven en el país con más fosas comunes del mundo, después de Camboya.

No podemos estar satisfechos con esta realidad. Tenemos que asumir que la Constitución del 78 está agotada y la verdadera transición a la democracia está por hacer. Cada vez existe mayor demanda social para que el jefe del Estado sea elegido democráticamente y no por herencia dinástica. Necesitamos un proceso constituyente que reconozca, en la nueva Carta Magna, el sacrificio que hicieron las víctimas del franquismo y recupere el proyecto republicano que defendieron con su vida y por el que fueron asesinadas.