Espárragos de Huétor Tájar, campaña IGP 2025.
UNA SECCIÓN de JOAN CARLES MARCH

Habladurías con 'La Calle Mata,' la voz de quienes sobreviven al margen: “La calle mata, pero la indiferencia institucional también”

Ciudadanía - Joan Carles March - Domingo, 25 de Mayo de 2025
Un excepcional Habladurías en el que el experto en Salud Pública Joan Carles March aborda una problemática con representantes de un movimiento que se ha convertido en un símbolo por la dignidad de las personas y en la defensa de los derechos humanos. No te lo pierdes. Para reflexionar y compartir.
Loli Ortiz y Elisa Cabrerizo conversan con Joan Carles March en este excepcional 'Habladurías'.
Loli Ortiz y Elisa Cabrerizo conversan con Joan Carles March en este excepcional 'Habladurías'.
En Granada, hay una realidad que se mantiene invisible a los ojos de muchos, pero que deja una huella trágica cada año: personas sin hogar mueren en la calle por falta de recursos, de políticas eficaces y, sobre todo, por la indiferencia institucional. Frente a esta injusticia nació La Calle Mata, una plataforma ciudadana, que reúne a personas de distintas entidades, unidas por la defensa de la dignidad y los derechos humanos, que se ha convertido en altavoz y refugio simbólico para quienes no tienen un techo bajo el que vivir.

Una plataforma sin jerarquías, pero con una causa clara

Loli Ortiz Lirola, miembro de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, y Elisa Cabrerizo, forense comprometida con causas sociales y políticas, relatan cómo este movimiento emergió del dolor compartido tras la muerte de varias personas en situación de calle. Cada fallecimiento dio lugar a un acto público de reconocimiento, de memoria y de denuncia. Así empezó a gestarse un grupo de personas y asociaciones que no quiso seguir mirando hacia otro lado.

Allí, con serenidad pero con firmeza, exigen soluciones estructurales. No se trata solo de más camas, sino de dignidad, de derechos humanos y de voluntad política

Desde entonces, La Calle Mata se manifiesta cada último viernes de mes frente al Ayuntamiento de Granada, coincidiendo con el Pleno municipal. Allí, con serenidad pero con firmeza, exigen soluciones estructurales. No se trata solo de más camas, sino de dignidad, de derechos humanos y de voluntad política.

Una ciudad con cientos de personas sin hogar

Actualmente, se estima que entre 300 y 400 personas viven sin hogar en Granada. Algunas pasan la noche en albergues con plazas muy limitadas y condiciones mínimas. Otras, en tiendas de campaña, chabolas, cuevas o casas abandonadas. Muchas duermen en plena calle.

La mayoría de los fallecimientos se deben a causas respiratorias, vinculadas a las bajas temperaturas y a enfermedades no tratada

En invierno, el frío agrava la situación. En 2023, al menos 13 personas murieron en la calle, seis de ellas solo en octubre. La mayoría de los fallecimientos se deben a causas respiratorias, vinculadas a las bajas temperaturas y a enfermedades no tratadas.

Respuestas insuficientes de la Administración

Las respuestas institucionales, denuncian desde la plataforma, son tibias, mezquinas y descoordinadas

Las respuestas institucionales, denuncian desde la plataforma, son tibias, mezquinas y descoordinadas. Se habilitan centros nocturnos con condiciones indignas: personas durmiendo en sillas o sillones reclinables, sin privacidad ni seguridad. En muchos casos, los albergues solo permiten estancias breves, sin posibilidad de continuidad ni de verdadera inclusión.

“¿Qué sentido tiene obligar a alguien a dormir una semana en un centro y luego devolverlo a la calle?”

“¿Qué sentido tiene obligar a alguien a dormir una semana en un centro y luego devolverlo a la calle?”, cuestiona Loli. El dinero destinado a estos recursos temporales, aseguran, podría invertirse de manera más eficiente en viviendas públicas en alquiler.

Distintos momentos de la conversación de Loli Ortiz y Elisa Cabrerizo con Joan Carles March en este excepcional 'Habladurías'.

La vivienda como derecho, no como negocio

Uno de los grandes reclamos de La Calle Mata es que se deje de vender el parque público de viviendas y se destine a alquiler social. En barrios como El Zaidín, existen pisos vacíos propiedad de la Administración que podrían ofrecer un nuevo comienzo a muchas personas. Sin embargo, la prioridad parece ser saldar deudas financieras antes que saldar deudas sociales.

“La inclusión comienza en la vivienda”, insiste Elisa. Desde ahí se puede acceder al empleo, a la salud, a la educación y a una vida con proyectos y dignidad.

“La inclusión comienza en la vivienda”, insiste Elisa. Desde ahí se puede acceder al empleo, a la salud, a la educación y a una vida con proyectos y dignidad.
 

Sin inclusión no hay cultura

Frente a la aspiración de Granada de convertirse en Capital Europea de la Cultura, la plataforma lanzó una campaña clara y contundente: Sin inclusión no hay cultura. Reclaman que las personas sin hogar no solo tengan acceso a la cultura como público, sino que también puedan ser parte activa de ella. Hay personas con talentos artísticos en la calle, pero sin condiciones mínimas —como un lugar para asearse o guardar sus pertenencias— no pueden participar.

Sin un espacio donde descansar, dejar sus cosas o simplemente ir al baño, el día se convierte en una carrera de obstáculos

La falta de centros de día adecuados agrava aún más esta exclusión. Las personas sin hogar recorren diariamente un circuito de supervivencia: desde el desayuno en una entidad solidaria, hasta el almuerzo en otra, con todas sus pertenencias a cuestas. Sin un espacio donde descansar, dejar sus cosas o simplemente ir al baño, el día se convierte en una carrera de obstáculos.

El ejemplo del refugio climático

En verano de 2023, La Calle Mata impulsó un refugio climático durante el mes de agosto. A pesar de la inacción institucional, la plataforma logró habilitar un espacio con aire acondicionado, agua fresca y actividades para pasar el día. Más de 80 personas pudieron refugiarse del calor extremo.

Este espacio demostró que con voluntad y colaboración se puede hacer mucho. Se generó comunidad, se detectaron necesidades reales, se propició la inclusión. Ahora, incluso quienes viven en albergues preguntan si el refugio volverá a abrir este verano

Este espacio demostró que con voluntad y colaboración se puede hacer mucho. Se generó comunidad, se detectaron necesidades reales, se propició la inclusión. Ahora, incluso quienes viven en albergues preguntan si el refugio volverá a abrir este verano.

La dignidad no se negocia

Para La Calle Mata, la solución no pasa solo por aumentar el número de camas, sino por garantizar derechos: vivienda, atención sanitaria, inclusión social y cultural. Exigen políticas pensadas desde la empatía y la justicia, no desde la caridad o la emergencia constante.

“No se trata de limpiar la calle de personas, sino de cuidar a las personas que están en la calle”, afirman. Porque la calle mata, pero la indiferencia institucional también.

Para escuchar este magnífico podcast pincha a continuación: