Entrevista

Raquel Paiz: "Este libro está siendo como situarme al borde del abismo, sin saber si habrá red"

Cultura - IG - Lunes, 2 de Enero de 2023
La periodista Raquel Paiz ha publicado 'Conversaciones en la azotea', un poemario en el que, como ella misma asegura, se asoma con "desnudez" a sus "particulares universos". En esta entrevista desgrana las claves de su creación.
Raquel Paiz.
Ester Campos
Raquel Paiz.

- ¿Por qué ‘Conversaciones en la azotea’?

- No hay un solo porqué para ‘Conversaciones en la azotea’. Desde que me planteé “atreverme” a reunir mis versos, tuve claro que se llamarían así. 

‘Conversaciones en la azotea”, el título de este primer trabajo, editado en 2022, por Olé Libros, es también la forma en que, durante el estado de alarma y confinamiento, me asomaba cada día al mundo en mis redes sociales. 

Cuando una persona como yo, con una mente agitada en la que confluyen infinidad de pensamientos, se enfrenta a un período de aislamiento no elegido como el que vivimos en pandemia, su “azotea”, metáfora de todo aquello que sucede entre sus oídos, se convierte, por decirlo de algún modo, en una “casa de huéspedes”. 

Por mi “azotea”, aquellos días, pasearon -y pasean- sensaciones y emociones como el miedo, la inquietud, la ansiedad… A la par que paseó una profunda sensación de calma, serenidad y silencio que encontré gracias a mi práctica de meditación y yoga. 

"Desde mi “azotea”, me atreví a adentrarme -casi que por primera vez- en mí misma, en todo lo que acontecía en mis muy particulares universos. Me atreví a “asomarme” de forma introspectiva y honesta en la gran desconocida que, hasta entonces, era para mí misma"

Desde mi “azotea”, me atreví a adentrarme -casi que por primera vez- en mí misma, en todo lo que acontecía en mis muy particulares universos. Me atreví a “asomarme” de forma introspectiva y honesta en la gran desconocida que, hasta entonces, era para mí misma. Del mismo modo en que oteaba mi día a día sin salir de casa. En la sencillez de una vida que me permitió ahondar en mí. Y todo aquello, que fui narrando día a día, en mis redes sociales, fluía bajo el nombre “Conversaciones en la azotea”.

Además, desde hace años, comparto grandes charlas con una persona a la que admiro profundamente y que, de alguna forma, me nutre y me inspira en mi caminar por la vida. “Conversaciones en la azotea” es un guiño y un reconocimiento también a esta compañera y amiga que, cuando me afano, erre que erre, en defender “mi verdad” o mis pensamientos y razonamientos como los únicos posibles, siempre incide en aquello de… “Raquel… que ya estás en tu azotea”.

Este poemario, nacido del silencio, responde, paradójicamente, a muchas de mis más profundas y sinceras conversaciones conmigo misma. Y en ese ánimo por seguir conocimiendo a quien, seguro, me acompañará hasta el día en que me muera y que soy yo misma. Desde allí, desde el silencio como refugio, vislumbro parte de lo que soy o de quien creo ser, con mis muchos huéspedes y mis muchos y cambiantes estados.

Raquel Paiz con su libro, 'Conversaciones en la azotea'. Foto: Ester Campos

- Ya que el título nos lleva a las alturas, ¿da vértigo presentar una primera publicación?

- Mucho. Como digo en unos de mis poemas, para mí, este libro, está siendo como situarme al borde del abismo, sin saber si habrá red. Dicen que es un libro valiente. Y yo también lo creo. Tengo la sensación de salir al mundo completamente desnuda. Desde la primera línea, ya en la dedicatoria, me “abro en canal” y ofrezco mis versos a mi hermana… a mi amada hermana, que murió en 2015. En este libro, en el que me sostiene una editorial como Olé Libros, voy de la mano de Chema Lajarínez, Juan Vellido y Arantxa Martínez Lázaro. De alguna forma, ellos abrazan mi desnudez y me sostienen ante este vértigo al que se enfrenta quien, como yo, sabe que no se ha dejado nada dentro. 

"Y aunque es una cálida desnudez, reconozco que no ha sido un camino fácil el que he transitado en mi vida, en la que me ha tocado enfrentarme a muertes y situaciones terriblemente duras como las de mis hermanos y mis padres"

Y aunque es una cálida desnudez, reconozco que no ha sido un camino fácil el que he transitado en mi vida, en la que me ha tocado enfrentarme a muertes y situaciones terriblemente duras como las de mis hermanos y mis padres. Me he permitido dialogar con la muerte, con mis miedos, con mis sueños y mis pesadillas… con un pasado, que parece, a veces, eterno. Y todo, en un camino que he tenido que transitar, unos días con más acierto que otros, hasta llegar a la aceptación y al silencio como refugio. 

Y todo eso, creado por una persona como yo, que ha dedicado más de la mitad de su vida profesional a la comunicación corporativa y al desarrollo sostenible, o lo que es lo mismo, escribiendo para otros y otras. Creando “relatos” y estrategias de comunicación y sostenibilidad para organizaciones de toda índole y de toda naturaleza.

Nunca, hasta ahora, me había atrevido con mi mundo emocional. Con mi día a día. Escribir -fuera del periodismo- me producía un gran desgarro. Nada ha sido en vano. Porque, tras mi búsqueda del verbo, casi que, como una obsesión, he alcanzado a celebrar la vida en cada Amar Nacer. Un solo día. Y un solo a la vez.

- Ha elegido la poesía. ¿Leemos poesía?

- No es un género fácil. Me atrevería a decir que, ni para quien trata de hacer Poesía (para mí, como ‘Madre’ es palabra mayor) ni para quien la recibe. Aunque hoy es más fácil que cualquiera pueda publicar y autopublicarse, creo que no es un género susceptible de convertirse en superventas. Y mucho menos para nuevos autores y autoras como yo que, en el fondo, soy una afortunada porque una editorial como Olé Libros ha creído en mi propuesta y me ha ayudado a creer en mí. 

"A veces, tengo la sensación de que la Poesía cumple su función en diferentes niveles. Para el poeta o la poetee que se refugian en sus versos y se permiten sus propias 'licencias' (...) y para el lector o lectora, que completa y halla un universeo de respuestas y sentir(es) compartidos"

A veces, tengo la sensación de que la Poesía cumple su función en diferentes niveles. Para el poeta o la poeta que se refugian en sus versos y se permiten sus propias “licencias”. Ya sea para adentrarse en sus infinitas realidades, para transmitir su percepción de sus mundos externo o interno, para denunciar la injusticia, para narrar la belleza que aguarda en la cotidianeidad o para adentrarse en el hallazgo de la verdad y la belleza poética. 

Y en otro nivel, para el lector o lectora, que completa y halla un universo de respuestas y sentir(es) compartidos. Hay sentimientos universales como el dolor ante la pérdida, ante un desamor o la vida misma. Y sentimientos, también universales, como el amor y la celebración de la vida y de lo cotidiano que encontramos en los versos del poeta. Y que parecen escritos expresamente para quien los lee. Y esa es precisamente la grandeza de la Poesía, cuando alcanza a expresarse libremente y a acariciar almas.

Detalle de la presentación del poemario, el pasado 2 de diciembre, en el Cuarto Real de Santo Domingo. Foto: Ester Campos

- ¿Qué va a encontrar un lector o lectora en ‘Conversaciones en la azotea’?

- Encontrará -si se deja encontrar- las inquietudes emocionales y cotidianas de una persona que se ha enfrentado con la misma intensidad a la muerte y a la vida. Los dos extremos que, como afirma el escritor y periodista Juan Vellido en el prólogo, han marcado mi vida. Afirma Juan Vellido que, fuera de la muerte y, si acaso del amor, todo es anécdota para mí. No he utilizado ninguno de estos extremos como pretextos poéticos. Únicamente, me he permitido mirarlos y verlos, reconocerlos y “conversar” con ellos. Me he permitido lidiar con mis temores y, con permiso del miedo, me he permitido abrirme al Amor. 

Me he permitido buscar una belleza “redentora”, en el camino transitado y que me ha llevado del más profundo dolor y desgarro, a la celebración de la vida. Al hallazgo del presente y del “ahora”, como tabla de salvación. Porque si algo he aprendido en mi vida, es que hay solo dos momentos que no existen. El “ayer” que ya pasó. Y el “mañana”, que aún no ha llegado. Solo hoy, en este preci(o)so instante puedo responsabilizarme de mi vida y mis decisiones. Y, sin embargo, el pasado está muy presente en mis “Conversaciones en la azotea”, como un estado de ensoñación con el que también me permito dialogar. 

- ¿La pandemia nos ha reencontrado con los libros?

- La pandemia nos ha “reencontrado”, sobre todo, con nosotros mismos. Creo que leer fue un gran “salvavidas” para personas como yo, que pasaron a solas el período de confinamiento. Adentrarme nuevamente en las páginas de clásicos como “Siddharta” de Herman Hesse, “Uno” de Richard Bach o “La Historia Interminable” de Michael Ende, es algo que, en mi caso, fue posible gracias a la pandemia. Recuerdo que aquellos días -parece que haya pasado una vida- leer y escribir se convirtió en una forma de vivir con aceptación lo que estaba sucediendo. De no ser así, creo que me habría vuelto loca.

En mi caso, opté por hacerme fácil lo que era extraordinariamente difícil y doloroso. Y que, una vez más, me ponía de frente con la peor de mis pesadillas: la muerte. Y lejos de obsesionarme con las noticias, opté por refugiarme en el calor de los libros. Y me permití adentrarme nuevamente en algunos de los títulos que, en algún momento, habían marcado mi vida y que no me había “permitido” volver a disfrutar. Hoy sé que optar por hacérmelo más fácil y más llevadero sumergida en “mis libros” fue un gran acierto.

Y me consta que lo fue también para otras tantas personas que encontraron en la literatura una apertura al mundo y una licencia para permitirse seguir viviendo con dignidad. Y la literatura nos hace dignos. Y libres. 

Presentación, el pasado diciembre en el Cuarto Real de Santo Domingo, del libro 'Conversaciones en la azotea'. En la imagen aparecen junto a la autora, Nines Carrascal, Juan Vellido, Chema Lajarínez, Arantxa Martínez y Ester Campos. 

- Hay tres nombres que le acompañan en estas páginas: Chema Lajarínez, como ilustrador; Juan Vellido en el prólogo; y Arantxa Martínez.

- El alma de Chema Lajarínez, Juan Vellido y Arantxa Martínez está también en “Conversaciones en la azotea”. Creo que con Chema Lajarínez, que ha ilustrado mis versos, entendí el alcance y la magia de la “Poesía”, que deja de ser del poeta en manos de quien la recibe. 

He sentido en las ilustraciones de Chema, el “alma de la Poesía”. Como mujer, escribo en femenino. Y la magia se produce cuando entiendes que la Poesía no tiene género. Y que el alma que yo me permito escribir en femenino, se antoja masculina en los trazos de Chema Lajarínez. Reconozco que las ilustraciones de Chema son un privilegio, como lo es el extraordinario entendimiento y diálogo entre sus creaciones y mis versos.

Leer el prólogo del periodista y escritor Juan Vellido, que me ha acompañado profesionalmente desde mis inicios (y de esto hace ya décadas) y que me ha ayudado a creer en mí, es un verdadero placer. No solo para mí, como autora, sino para quienes se adentren en las páginas del libro. Leer a Vellido es siempre un privilegio

Leer el prólogo del periodista y escritor Juan Vellido, que me ha acompañado profesionalmente desde mis inicios (y de esto hace ya décadas) y que me ha ayudado a creer en mí, es un verdadero placer. No solo para mí, como autora, sino para quienes se adentren en las páginas del libro. Leer a Vellido es siempre un privilegio. Sus enseñanzas, un regalo. Y con Juan Vellido, en el prólogo, y la poeta Arantxa Martínez, con quien me he formado como Instructora de Mindfulness y empecé a atreverme con mi poesía, que cierra el libro con su bellísimo epílogo, me he permitido (re)conocerme. Su visión sobre mi poesía y, sobre todo, sobre mi persona y mi mundo, me han permitido comprenderme más, por paradójico que resulte. Y es que es el mundo ajeno a “mi azotea” es el que he me ha “lanzado” a escribir este poemario. Me han ayudado a creer en mí. Y, en su caso, han “adornado” y “arropado” mi desnudez de una extraordinaria belleza.

Raquel Paiz (Granada, 1974) es periodista y consultora especializada en Comunicación corporativa, Desarrollo Sostenible y Responsabilidad Social Corporativa. Con décadas de experiencia en estas materias, también imparte charlas y docencia. Consciente de la importancia de la presencia y la atención plena, en los últimos años se ha formado como instructora de Mindfulness y Mindfulness y Adicciones.

Con sus “Conversaciones en la azotea”, publicado por la editorial Olé Libros en 2022, da el salto al mundo literario y poético.