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El PSOE-A ha sido incapaz de ser percibido en como una alternativa sólida y real a la derecha

La izquierda en Andalucía se lo pone muy difícil al electorado

Opinión - Juan I. Pérez - Jueves, 21 de Julio de 2022
Banderola de Juan Espadas en una calle de Granada.
P.V.M.
Banderola de Juan Espadas en una calle de Granada.

Ni la abstención ni la división pueden justificar en la izquierda la realidad incontestable de la mayoría absoluta que hace una semana logró para el PP Juan Manuel Moreno.

El histórico triunfo logrado por el que de nuevo será presidente de la Junta de Andalucía subraya otra realidad incuestionable: la incapacidad de las formaciones de izquierda, con el PSOE-A a la cabeza, para ser percibidas por la ciudadanía andaluza como una alternativa sólida y eficaz a las derechas

El histórico triunfo logrado por el que de nuevo será presidente de la Junta de Andalucía subraya otra realidad incuestionable: la incapacidad de las formaciones de izquierda, con el PSOE-A a la cabeza, para ser percibida por la ciudadanía andaluza como una alternativa sólida y eficaz a las derechas que han gobernado los últimos tres años y medio y se ha instalado en el poder, ahora solo con el PP, con total comodidad.

En un complicado escenario político, donde tantos factores han intervenido, tampoco lo explica en solitario la elección y desconocimiento del candidato, la premura con la que han tenido que afrontar las elecciones… y al otro lado, la vergonzosa creación de la mayoritaria coalición de izquierda y la desunión que, en clave de humor, recuerda a La vida de Brian y su memorable escena en la que se ironiza sobre el enfrentamiento entre el Frente Popular de Judea y el Frente Judaico Popular.

Es en el pasado donde habría que empezar a tirar del hilo para explicar las razones por las que la sociedad ha sustituido al PSOE por el PP como partido mayoritario de Andalucía, y la primacía electoral de las derechas frente a la izquierda, si, como es sabido, se quiere profundizar en un buen análisis, desprovisto de la más mínima autocomplacencia, para comenzar a reaccionar

Es en el pasado donde habría que empezar a tirar del hilo para explicar las razones por las que la sociedad ha sustituido al PSOE por el PP como partido mayoritario de Andalucía, y la primacía electoral de las derechas frente a la izquierda, si, como es sabido, se quiere profundizar en un buen análisis, desprovisto de la más mínima autocomplacencia, para comenzar a reaccionar.

Porque aunque no eran un plebiscito sobre Pedro Sánchez ni una reválida para Feijóo, aunque el resultado no resulta inocuo para ninguno de ellos, las autonómicas aún tienen su singularidad, pero se avecinan las municipales de mayo del año próximo, y esas sí que, aún con su particular idiosincrasia pueden marcar la senda de las generales. La izquierda tiene un duro examen en menos de un año.

El PSOE pierde la calle

En términos estrictamente políticos, si algo diferenciaba radicalmente a la organización socialista en el pasado, era la capacidad de conectar con la ciudadanía andaluza que le premiaba con su apoyo, porque era el partido que más se asemejaba a la mayoría social de Andalucía, frente a un PP que claramente representaba a una parte minoritaria, asociada a los más pudientes.

Pero el PSOE andaluz, en la actualidad, ya no es esa maquinaria con radares que detectaba el malestar ciudadano antes de que este provocara fuegos; el partido que conectaba con los anhelos y las preocupaciones de la ciudadanía andaluza

Pero el PSOE andaluz, en la actualidad, ya no es esa maquinaria con radares que detectaba el malestar ciudadano antes de que este provocara fuegos; el partido que conectaba con los anhelos y las preocupaciones de la ciudadanía andaluza. Ha perdido paulatinamente la calle, y como consecuencia directa, ha perdido desde 2008 en las sucesivas elecciones andaluzas 1,5 millones de votos. La brecha entre el partido y la sociedad andaluza, se ha generado en el peor momento.

Y eso que el triunfo de Javier Arenas en 2012 encendió las señales de alarma, pero quedaron silenciadas gracias a que los socialistas pudieron gobernar con IU, luego de nuevo en las de 2015, en las que un nuevo descenso de apoyos lo salvaron con un pacto con Cs. En 2018, ganó, pero se aliaron las derechas.

A la larga travesía que le espera, también contribuyó Susana Díaz, que quiso asaltar el PSOE federal, alentada por una parte del partido en Andalucía, barones, empresariado y hasta banqueros y por los mismos medios de comunicación que atizaban a Pedro Sánchez, al tiempo que aupaban a la exsecretaria general del PSOE-A y última presidenta socialista de la Junta, a la que llegaron a calificar de “estadista”, frente a la retahíla de descalificativos siempre a mano para Sánchez.

Desde 2008, no ha encontrado la fórmula para evitarlo, a lo que se dedican ahora, cuando ya es tarde para sus intereses.

El partido ha ido vaciando su imprescindible acción como organización, más pendiente de gobernar, en todos los niveles de la Administración andaluza y periférica, con más o menos acierto.

El PSOE ha perdido talentos. Pero también los ha ganado, como las mujeres que presentaba en la lista al Parlamento andaluz, o la cantera de los heroicos integrantes de sus juventudes en la provincia

Mientras, como niebla silenciosa se extendió el desencanto al electorado, que recibió como un mazazo los casos de corrupción, y alcanzó a buena parte de simpatizantes y militancia, que han asistido perplejos a nombramientos de dudosa justificación, lejos de poder prosperar en una organización por el tapón de una generación, que dilató su salida. Si apenas se escuchó y cuidó a las bases, cómo pedirle un esfuerzo al resto. El PSOE ha perdido talentos. Pero también los ha ganado, como las mujeres que presentaba en la lista al Parlamento andaluz, o la cantera de los heroicos integrantes de sus juventudes en la provincia.

Una sociedad nueva

Gracias en gran parte a la transformación propiciada por los gobiernos socialistas, en la Junta y en España, Andalucía ha cambiado sustancialmente. Tanto, que en su proceso de transición ha avanzado más que el propio partido.

Es tan distinta la sociedad andaluza que más de la mitad de su población no había nacido en el 28 de febrero de 1980. Nuevas generaciones más y mejor preparadas, que sus padres y madres, con inquietudes y aspiraciones diferentes a ellos. Y aunque persistan las desigualdades, la ciudadanía y más la que no está comprometida ideológicamente busca estabilidad y es allí donde el PSOE tiene que retomar la conexión con ella.

Para amortiguar el 'siniestro total', de lo más urgente es analizar por qué han perdido la empatía con las clases medias urbanas ascendentes: las veinte mayores ciudades andaluzas han dado la victoria al PP

Para amortiguar el siniestro total, de lo más urgente es analizar por qué han perdido la empatía con las clases medias urbanas ascendentes: las veinte mayores ciudades andaluzas han dado la victoria al PP. Un resultado tan sonoro no se explica solo por decenios de fatiga ante gobiernos repetidos. Ni por las corruptelas o corrupciones. Ni por una campaña cerrada más dirigida a la militancia, aunque todo sume. Tiene que ver con una desconexión más profunda: la izquierda no hace vibrar a los segmentos más dinámicos de la sociedad. Y es un drama.

Pero si hasta hay recelo de expresar entre dirigentes el orgullo de ser socialista y, con sus errores, de los logros conseguidos y de los que aún se consiguen, como los que ayer anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras el Consejo de ministros extraordinario que aprobó un nuevo paquete de medidas para hacer frente a la crisis de precios derivada de la invasión rusa de Ucrania.

Tal y como ha actuado el PP en la pasada legislatura, con una potente maquinaria de comunicación, dando relevancia a actuaciones nimias, aun siendo sábado de junio por la tarde, con las playas llenas, habría inundado con réplicas en las provincias esos logros si fueran suyos. Pero a Pedro Sánchez se le ha defendido poco quien le debería defender en Andalucía, contribuyendo con silencio a ese brutal desgaste ejercido por las derechas.

Hay que aprender del pasado para afrontar el presente y el futuro marcado en Andalucía, desde el 19J, por la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno, el político que en su trayectoria no había despuntado por nada, pero que aguantó, siendo muy hábil, junto a un buen equipo, que es buena parte de su éxito, para construirse un perfil de moderación y que esa imagen calara.

Aunque pueda multiplicar las derivaciones a la sanidad privada y con ello redoblar las pólizas de seguro médico con indiscutible eficacia. O encoger la educación pública para agrandar la concertada en solo tres años y medio. Todo, eso sí, moderadamente. Con amabilidad y exquisitos modales

Aunque pueda multiplicar las derivaciones a la sanidad privada y con ello redoblar las pólizas de seguro médico con indiscutible eficacia. O encoger la educación pública para agrandar la concertada en solo tres años y medio. Todo, eso sí, moderadamente. Con amabilidad y exquisitos modales.

Una oposición débil

Salvo en la recta final, el PSOE-A casi desapareció en la oposición al Gobierno de derechas del PP y Cs, con el apoyo externo de la ultraderecha. Perdieron un preciado tiempo en decidir el relevo de Susana Díaz que, con todo, optó a las primarias, que ganó Juan Espadas, quien, con tanta demora y dudas en la elección, al final apenas tuvo siete meses para darse a conocer.

Pero el nuevo equipo socialista desconcertó con posiciones poco brillantes, con amagos de acuerdos y pactos con leyes tan controvertidas como la del suelo, o la del agua en Doñana.

Es en la oposición, tras las elecciones, donde se comienza a forjar las posibilidades de una opción y Espadas tiene tarea para distanciarse y dar alternativas

Es en la oposición, tras las elecciones, donde se comienza a forjar las posibilidades de una opción y Espadas tiene tarea para distanciarse y dar alternativas, como por la defensa de una sanidad pública debilitada por el Gobierno de Moreno, con una Atención Primaria, que no mejora, el crecimiento de la concertada en educación, los derechos y la atención a los más desfavorecidos, o la dependencia, en una senda de paulatina privatización de los servicios públicos.

Y es difícil, porque en los últimos años ser oposición, como el PP ejerce contra el Gobierno de España, se ha identificado con gritar, insultar, mentir, escandalizar…, hasta el punto de que si uno no grita parece que no se ha opuesto a nada. Pero a la izquierda le corresponde encontrar una forma distinta y eficaz de oposición, defendiendo los servicios públicos y los impuestos democráticos sin caer en el histrionismo.

Además, en la legislatura que comienza tendrá a la ultraderecha haciéndose notar en la Cámara andaluza tras no lograr los resultados que esperaba con su candidata, Macarena Olona. Y con el PP de los 58 escaños dándole cancha a Vox para restar más eco a la labor del PSOE en la oposición. 

Una desunión sin remedio

El comportamiento de las otras izquierdas, agrupadas en Por Andalucía y Adelante Andalucía, merece análisis separado.

Pero como apunte, no se acaban de entender las diferencias entre partidos que piensan casi lo mismo y que parece que solo se hayan distanciado por rencillas personales

Pero como apunte, no se acaban de entender las diferencias entre partidos que piensan casi lo mismo y que parece que solo se hayan distanciado por rencillas personales.

Junto a ello, la irrupción de Podemos tras los resultados de las últimas autonómicas, y no solo en Andalucía, no parece que haya contribuido a ampliar el espacio de la izquierda, sino más bien a tensionar sus fronteras por el centro y, con ello, a alienar a miles de votantes moderados respecto al PSOE. Y como consecuencia es probable que pueda estar generando un nuevo abstencionista de izquierdas, decepcionado por las promesas incumplidas, pero reticente al voto útil al PSOE que se pudo ejercer en el pasado.

En un momento en el que en Unidas Podemos, la marca con la que Podemos e Izquierda Unida concurrieron a las generales y municipales, late una división por la relevancia en el Gobierno de Yolanda Díaz y su apuesta por el espacio electoral que promueve, Sumar, vista con reticencia por la formación morada, está por ver cómo se comportará el nuevo grupo parlamentario de Por Andalucía, con Inmaculada Nieto, la portavoz, de IU; tres representantes de Podemos, y otra de Más País Andalucía.

Hasta el momento sólo hay análisis de los malos resultados por parte de IU, cuyo coordinador general de IU Andalucía, Toni Valeropresentó este sábado en Málaga un informe político ante la Comisión Coordinadora de IU Andalucía, con críticas veladas a Podemos incluidas.

Podemos, tanto a nivel estatal como andaluz, no ha revelado el análisis de los resultados de las autonómicas, que contó con escaso apoyo de dirigentes de la organización federal de este partido.