'Un reloj escacharrado'
Ouardia aparecerá en los listados de las asesinadas por violencia machista en 2022 con el número 13. Quienes creen en supersticiones pueden pensar que a ella le tocó de lleno la mala suerte. Pero su único infortunio fue cruzar su devenir con un asesino maltratador que decidió, cuchillo mediante, apropiarse de una vida ajena, disponer de ella a su antojo y dejar sin madre a tres criaturas que decidieron abrazarse en la cama y esperar a que alguien llegara a casa para explicarles por qué su madre no se movía.
A las mujeres se les dice continuamente que denuncien, que hay mecanismos para protegerlas a ellas y a sus hijos, que no están solas, pero son ya demasiadas las fallas de sistema y el miedo ocupa el lugar de la valentía cuando ésta sólo lleva a la tumba
Y así, una tras otra en un gota permanente que va horadando un pozo cada vez más profundo donde van cayendo sus nombres y las condolencias de responsables políticos que, de nuevo, han llegado tarde. Explíquenles a esos tres niños de cinco, cuatro y dos años que lo que le ha pasado a su madre es culpa de un reloj poco preciso. Este artefacto que mide el tiempo tiene también la correa rota, la conformada por la cadena judicial que absolvió al asesino de la denuncia que Ouardia había interpuesto por los malos tratos que sufría y retiró la orden de alejamiento el pasado uno de abril. A las mujeres se les dice continuamente que denuncien, que hay mecanismos para protegerlas a ellas y a sus hijos, que no están solas, pero son ya demasiadas las fallas de sistema y el miedo ocupa el lugar de la valentía cuando ésta sólo lleva a la tumba. Cada vez gritan más alto que están solas, que son vulnerables, que temen por sus vidas y que no pueden conformarse con los mensajes de condolencia, repetidos una y otra vez con gesto compungido de quienes tienen en sus manos cambiar la situación. Señores y señoras, hay un Pacto de Estado contra la violencia machista y es necesario revisarlo para conseguir que las beneficiarias y sus hijos puedan vivir, que se pongan a su disposición todos los recursos para emprender un nuevo camino lejos de sus asesinos. Sólo así podremos decir que estamos con ellas.
Si Ouardia ha encontrado la muerte a manos de un marido asesino, María va perdiendo la suya poco a poco víctima de malos tratos y de un sistema judicial que no entiende que su hija Marian quizá hoy esté viva porque su madre se negó a que conviviese con un padre violento
En un intervalo de pocos días han asesinado a una mujer en Tarancón (Cuenca) y, a poco más de 500 kilómetros, la sevillana María Salmerón puede ingresar en prisión por negarse a entregar a su hija Miriam a su padre maltratador. Si Ouardia ha encontrado la muerte a manos de un marido asesino, María va perdiendo la suya poco a poco víctima de malos tratos y de un sistema judicial que no entiende que su hija Marian quizá hoy esté viva porque su madre se negó a que conviviese con un padre violento. Y sí, sabemos que la Justicia debe ser igual para todos, que la Ley está hecha para cumplirla, que María fue indultada en tres ocasiones anteriores pero también observamos cómo cada Semana Santa son indultados presos y presas, que también desobedecieron las leyes, por una gracia que se le concede a las cofradías desde el siglo XVIII. María ha vuelto a delinquir, ha vuelto a proteger a su hija y ha puesto por delante su seguridad a la Ley. No ha cometido delitos contra la salud pública ni ha robado, como los presos indultados esta Semana Santa pero a ella se le ha negado el perdón.
Quienes se rasgan las vestiduras cada vez que una mujer es asesinada por violencia machista, realizan declaraciones institucionales en las que les embarga la pena y el dolor ante tan execrables hechos, pueden evitar que María Salmerón ingrese en prisión. Es una buena ocasión para demostrar que, realmente, esta vez no van a llegar tarde, que la correa del reloj institucional puede encontrar recambio, que realmente se está con las mujeres maltratadas y que es posible poner fin a la violencia institucional que desanima a interponer denuncias porque este paso expone a quienes más necesitan ser protegidas.
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