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Artículo de Opinión por Chema Rueda, miembro del Comité Federal del PSOE

'Un tiempo nuevo'

Política - Chema Rueda - Domingo, 3 de Junio de 2018
Chema Rueda, uno de los pocos dirigentes socialistas -entonces, líder del PSOE de la capital granadina- que en Andalucía siempre apoyó incondicionalmente a Pedro Sánchez, firma este oportuno artículo de opinión sobre el tiempo nuevo que se abre con el nuevo Gobierno de izquierdas.
Pedro Sánchez y Chema Rueda, en un acto en Granada de las primarias del PSOE.
P.V.M.
Pedro Sánchez y Chema Rueda, en un acto en Granada de las primarias del PSOE.

El pluralismo político, valor fundamental de nuestra convivencia constitucional, implica legítimas discrepancias sobre los puntos de vista, pero también mutua lealtad para ser capaces de converger en una posición común que sea favorable al interés general. 

Al hilo de esta reflexión, el recordado Txiki Benegas, refiriéndose al pluralismo interno dentro del PSOE, siempre sostuvo que cuando en el PSOE falló la solidaridad interna soplaron malos vientos para España. 

Esa es una lección de nuestra historia que deberíamos tener bien aprendida. Por tanto, dentro de las legítimas discrepancias, la base de nuestra acción política ha de ser la solidaridad y la lealtad interna. Solidaridad y lealtad interna que nada tienen que ver ni con la displicencia ni con encogerse de hombros viéndolas venir.

Si el Partido Popular estaba inhabilitado para seguir gobernando y Ciudadanos se empeñaba en hacerse el loco, solo cabía dar el paso que ha dado el PSOE y luego viene administrar el complejo entramado parlamentario. Pero luego, nunca antes. Esa es la novedad del tiempo político, que primero se asume dónde está el listón de la ética y luego se administra la política. Y la moción del PSOE es lo que desata todo lo que ha desatado

Verlas venir de manera displicente nada tiene que ver con la lealtad interna. La lealtad interna significa compartir colectivamente lo que es importante. Y, por tanto, sobre la base de lo que es importante, asumir consecuencias políticas. 

Y en lo que se refiere a los recientes apoyos parlamentarios conseguidos por el ya presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no hay que olvidar que la solidaridad y la lealtad interna sobre dichos apoyos debe tener muy claro que los mismos han sido para poner las bases de las soluciones, estabilizar el país, corregir alguna indecencia y convocar elecciones. 

Y no a que cada cual obtenga satisfacción a la totalidad de su programa electoral. Eso tiene poco que ver con la solidaridad y con la lealtad interna. Es verdad que desde ese punto de vista el PSOE y el ya presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha puesto el listón muy alto para el futuro, naturalmente. Como es poner el listón muy alto el escrupuloso cumplimiento de la Constitución. El artículo 155, dicho sea de paso un artículo impecablemente federal; el artículo 113, que regula la moción de censura; y por qué no, el artículo 92 que habla de los referédums y el artículo 168 que habla de la reforma de la Constitución. 

Por tanto, ese listón significa que todos tenemos que compartir la labor didáctica de explicarle bien a la ciudadanía lo que ha pasado. Sin superioridad moral por parte de nadie, pero con firmeza en la reacción. Dicho en términos muy duros: se acabó el no hacer nada. Si el Partido Popular estaba inhabilitado para seguir gobernando y Ciudadanos se empeñaba en hacerse el loco, solo cabía dar el paso que ha dado el PSOE y luego viene administrar el complejo entramado parlamentario. Pero luego, nunca antes. Esa es la novedad del tiempo político, que primero se asume dónde está el listón de la ética y luego se administra la política. Y la moción del PSOE es lo que desata todo lo que ha desatado. Sin moción no se hubiera desatado nada. La moción ha triunfado políticamente, ciudadanamente y también parlamentariamente.

Ha venido a demostrar que la coherencia, la dignidad y la firmeza pueden tardar en triunfar más que la vergonzante y oportunista conveniencia, pero acaban triunfando

Ha venido a demostrar que la coherencia, la dignidad y la firmeza pueden tardar en triunfar más que la vergonzante y oportunista conveniencia, pero acaban triunfando

En definitiva, ni era ni es ni será inevitable en este país que gobierne la derecha. Ni era ni es ni será fácil la alternativa, pero este país y su gente se merecen abandonar la frustrante resignación en que parecen anclados y que alimentan indecentemente la línea editorial de determinados medios de comunicación que juegan a sustituir el libre pensamiento de los ciudadanos. 

Y todo ello y en el caso del ya presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, teniendo como bandera la dignidad, el No es No del año 2016, la dimisión ante la investidura de Rajoy para no violentar sus compromisos, la coherencia y la firmeza demostrada desde el 28 de enero de 2017 en Dos Hermanas.

Y Pedro Sánchez, el ya presidente del Gobierno, hizo todo lo anterior desde la convicción militante de defender sus posiciones, en aparente minoría, lo cual es el abecé de la militancia socialista. Por si alguien no se ha enterado, ya Andrés Saborit, el histórico dirigente Andrés Saborit, en una entrevista que hizo al periódico El Socialista, en septiembre de 1977, recién regresado a España de su largo exilio ya dijo: “Cada cual debe opinar en el partido con su propia cabeza, y no con la cabeza de los líderes”. Eso a la larga es lo más coherente para el interés colectivo, tanto partidario como ciudadano. 

Desde esa óptica estamos en condiciones de afirmar que se abre un tiempo nuevo en la política española. Démosle la oportunidad de que se desarrolle.