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Historia del Partido Comunista

Capítulo XLI: 'Acciones y no palabras de los jóvenes comunistas granadinos'

Política - Antonio Segovia Ganivet - Viernes, 6 de Mayo de 2022
Antonio Segovia Ganivet, profesor de Historia de la Universidad de Granada, nos ofrece este espléndido artículo en un nuevo capítulo de la historia del PCE que, con motivo de su centenario, coordina Juan Francisco Arenas de Soria.
Cartel de la Unión de Juventudes Comunistas de España.
Cartel de la Unión de Juventudes Comunistas de España.

La juventud es un campo de fuerzas al que históricamente se le ha prestado poca atención. A finales de los años sesenta y durante toda la década de los setenta, la juventud surge como sujeto histórico de cambio cuando amplios colectivos de jóvenes tratan de construir, de manera autónoma, una identidad que mostraba la autonomía de los cuerpos juveniles elaborando nuevas formas de vida y nuevos lenguajes. El conflicto de lo nuevo y lo viejo había polarizado el campo de lo joven, y esa conquista de la autonomía corporal se reproduce en los ámbitos sociales de los setenta como nunca antes en la historia; en el barrio, en los pueblos, en los institutos, en las organizaciones políticas de izquierda, en la música, en el cine, y en la sexualidad y el gusto.

En la provincia de Granada, las condiciones de vida de la clase trabajadora continuaban sembradas por la situación de desprotección y de explotación, por la inestabilidad laboral y por los frecuentes despidos, además de los bajos salarios

En la provincia de Granada, las condiciones de vida de la clase trabajadora continuaban sembradas por la situación de desprotección y de explotación, por la inestabilidad laboral y por los frecuentes despidos, además de los bajos salarios. Problemáticas que fueron las constantes que, a finales de los sesenta, alimentan la rebeldía de unos jóvenes que se sentían como presas de dichas desigualdades, atentando contra sus expectativas de futuro. La creación de la Unión de Juventudes Comunistas (UJC) por el PCE tras el III Pleno del Comité Central en octubre de 1961 respondía a la necesidad de reconocer el papel jugado por la juventud e instaba a todos los comités a impulsar espacios autónomos de organización[1].

Las Juventudes Comunistas en Granada se crean en 1966 con la constitución de una célula en el Barrio de La Virgencica, escenario perfecto donde se manifiesta la marginación de una comunidad procedente de barrios populares granadinos en condiciones de marginalidad cuyos vecinos habitaban en cuevas

Las Juventudes Comunistas en Granada se crean en 1966 con la constitución de una célula en el Barrio de La Virgencica, escenario perfecto donde se manifiesta la marginación de una comunidad procedente de barrios populares granadinos en condiciones de marginalidad cuyos vecinos habitaban en cuevas. Tras su realojamiento, esta comunidad es sometida al abandono por parte de las autoridades, circunstancia que motiva el surgimiento de un potente tejido asociativo. En este espacio coinciden militantes veteranos comunistas con importante bagaje como Emilio Cervilla y Juan Verdejo, que crean una célula del PCE en 1965, y al año siguiente, recogiendo las directrices del partido y aprovechando la predisposición de sus propios hijos y de jóvenes recién llegados que se estrenan en la reivindicación laboral a temprana edad, como Manuel Sánchez Díaz, a la sazón primer responsable político de las Juventudes Comunistas granadinas.

Un sector de la población, viéndose desplazada a los márgenes y a la periferia de lo social, con escasa proyección y nula pujanza económica, desarrollan su etapa juvenil en un contexto político que los ignoraba

Un sector de la población, viéndose desplazada a los márgenes y a la periferia de lo social, con escasa proyección y nula pujanza económica, desarrollan su etapa juvenil en un contexto político que los ignoraba. Para aliviar los costes de los continuos Estados de Excepción, el PCE ordena organizar dentro del ámbito laboral su labor de zapa con la vertiente juvenil de comisiones, las Comisiones Obreras Juveniles (CCOOJJ), que recogían en 1969, con un manifiesto, las especificidades de la juventud trabajadora, pretendiendo solucionar la tradicional brecha salarial entre jóvenes y adultos, uno de los principales anhelos y causa de profundo descontento entre la juventud obrera, a las que unían demandas culturales. Pero sobre todo intentaban equiparar su edad y el derecho a la igualdad de las condiciones laborales. Los jóvenes aprendices se sentían perjudicados en un sistema que desigualaba por naturaleza:  

1) A trabajo igual salario igual sin distinción de sexo o edad.

2) Prohibición de contratos de trabajo a menores de 16 años.

3) Acceso a todos los jóvenes de ambos sexos aprendices y pinches a todas las categorías y reconocimiento por parte de la empresa de las categorías adquiridas en cursos y escuelas de formación profesional.

4) Reducción de la jornada de trabajo para todos los jóvenes que realicen estudios.

5) Riguroso cumplimiento de los legislado respecto a la prohibición de horas extra y trabajos en periodo de aprendizaje.

6) Abolición de la jornada nocturna para los jóvenes trabajadores menores de 21 años.

7) Hasta los 21 años 40 días de vacaciones para los jóvenes.

8) Pago del 60% del salario real para los jóvenes en periodo de servicio militar.

9) Derecho a elegir a los representantes sindicales desde que se comienza a trabajar y a ser elegidos desde los 18 años.

10) Enseñanza obligatoria hasta los 16 años y gratuita a todos los niveles[2].

La participación política de la juventud obrera se diferenciaba como la alternativa juvenil de las comisiones, con el objetivo de ir creando una tupida red de jóvenes dispuestos a organizarse específicamente con reivindicaciones propias dirigidas especialmente a la situación del joven en la empresa:

“En nuestro país está creada para la explotación de los obreros y el lucro de una minoría, los tiburones de la sociedad capitalista. En la mayoría de los casos, los jóvenes entran en el taller, en la fábrica o el comercio, antes de tiempo y sin preparación cultural suficiente, por la falta de medios económicos de sus familias”[3].

A las afueras de Granada y cerca de la Virgencica se encontraba el Centro de Formación Profesional “Virgen de las Nieves”, espacio de aprendizaje al que el régimen había pedido colaboración económica a los ayuntamientos de Maracena y Albolote, y en donde se encuentran algunos jóvenes que comparten formación, inquietudes y expectativas de futuro. De este encuentro nacerá la primera célula de comunistas de Albolote, jóvenes entre 15 y 17 años que empiezan a reunirse en un almacén de electrodomésticos y que a través de Antonio Pérez Bolívar mantienen el contacto con el responsable de las UJC. La creación de la rama juvenil supone para los jóvenes una entrada en la militancia más cómoda y más identitaria al pertenecer a un espacio creado para el desarrollo partidario en un grupo específico: 

“En Albolote había surgido un núcleo de compañeros que habían tenido conexión, a través de sus estudios en la escuela de formación profesional Virgen de las Nieves, en lo que era entonces el barrio de la Virgencica, con gente de Granada, con otros militantes del Partido y de las Juventudes Comunistas, los que disimulaban su militancia diciéndose ser de Comisiones Obreras Juveniles, siendo verdad y real su participación en las actividades de Comisiones además de las del Partido; pero claro no era lo mismo que la policía te aplicara el san Benito de militante comunista a que te lo aplicara por ser miembro de Comisiones Obreras”[4].

Al espacio propio que van conformando los jóvenes lo dotan de su propio programa reivindicativo, acudiendo junto a los demás militantes a las jornadas de lucha del 30 de abril y del 1º de mayo de 1968, donde se perfilan como organización autónoma de la juventud representando y escenificando la acción con consignas de protesta específicas, en esos abril y mayo “sesenta y ochistas”, que es cuando las CCOOJJ de Granada hacen acto de presencia lanzando sus propias octavillas donde recogen los anhelos y carencias del segmento de edad al que representaban:

                              ¡¡JÓVENES TRABAJADORES DE GRANADA!!

Durante los días 30 de abril y 1º de mayo, la clase trabajadora se unirá en la lucha contra la ineficacia del Sindicato Vertical. Nosotros tenemos conciencia de que se nos niegan los más elementales derechos, tales como:

  1. a. La falta de escuelas de formación profesional, donde podamos aprender un oficio.
  2. b. Un puesto de trabajo fijo, con un salario suficiente para poder montar un hogar.
  3. c. Que los jóvenes que trabajamos como especialistas y se nos paga como aprendiz, se nos abone con arreglo al trabajo que realizamos.
  4. d. La edad legislada para comenzar a trabajar es la de 14 años. Sin embargo, muchos de nosotros tenemos que hacerlo antes para ayudar a nuestras familias.
  5. e. No tenemos organismos que nos representen y nos defiendan.
  6. f. La imposibilidad de cursar estudios superiores.
  7. g. La imposibilidad de contraer matrimonio a causa de la carestía de la vivienda.
  8. h. Carecemos de campos de deporte donde practicar. Siendo tan necesario para el desarrollo físico.

¿A QUIÉN VA DIRIGIDO EL ESLOGAN “CONTAMOS CONTIGO”?

Ante esta serie de problemas, los jóvenes trabajadores hemos acordado participar junto con nuestros compañeros de las Comisiones.

¡POR UN SALARIO DIGNO, LIBERTAD SINDICAL, LEGALIZACIÓN DEL DERECHO DE HUELGA, AMNISTÍA GENERAL PARA LOS PRESOS Y EXILIADOS POLÍTICOS Y POR TODAS LAS LIBERTADES Y DERECHOS DE LOS TRABAJADORES!

                          Las Comisiones Obreras Juveniles de Granada. Abril/1968[5]

Los jóvenes que ingresan en la rama juvenil de CCOO refuerzan su carácter distintivo con reuniones propias, en las que se va incrementando el deseo de realizar acciones específicas que perfilen su propia autonomía. A mediados de 1967 se habían constituido como grupo en una reunión a las afueras de Atarfe con la afluencia en torno a las 200 personas en una convocatoria rodeada de liturgia clandestina que contribuyó a que la misma puesta en escena lograra atraer a muchos jóvenes para el ingreso en la vida militante. Mediante la táctica centenaria del “boca a boca”, la avanzadilla de este movimiento logró a la caída de la tarde de un día caluroso del verano de 1967, más de doscientos jóvenes escuchasen a Manuel Sánchez Díaz, obrero, y a Antonio Cruz Jiménez, estudiante del Instituto Padre Suárez, de la conveniencia que requería la unión de las fuerzas del trabajo y de la cultura, tal y como trasmitía el PCE[6].  La aparición de las CCOOJJ respondía a la creación de una vanguardia que desarrollase acciones públicas más abiertas que, protagonizadas por los militantes más jóvenes, aseguraran el relevo generacional y la trasmisión de reivindicaciones propias de la juventud. El Comité Ejecutivo del PCE en su resolución de 1969 las definía como un espacio con autonomía propia:

    “Aspecto particularmente importante del movimiento obrero en los últimos tiempos es el surgimiento de las COJ que, ligadas a las CCOO, pero dotadas de una autonomía efectiva, están consiguiendo movilizar a sectores cada vez más amplios de la juventud trabajadora. Su participación en los «comandos» -que son una emancipación de la lucha de masas- es una forma muy eficaz de contribuir al combate general por la democracia”[7].

En Granada, el surgimiento tanto de CCOOJJ como de las UJC responde a esta autonomía. En un período corto de tiempo articulan progresivamente dinámicas propias tal como proponía el PCE, “actuando junto al Partido, compenetrada con su política e ideología, la Unión de Juventudes Comunistas será una organización independiente, con su propio estilo de trabajo[8]. Los comunistas convocaban a las y a los jóvenes obreros, campesinos y estudiantes, a retomar la dinámica propia de las históricas Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), con el fin de construir una organización formalmente independiente, aunque encuadrada en el partido.

Ese intento de canalizar la rebeldía con una organización de vanguardia combativa tendrá su máxima expresión en los Comandos, pequeños grupos que se crearon a propósito para llevar a cabo acciones de “guerrilla cívica”, un mecanismo surgido durante el estado de excepción con unas formas de agitación para mantener a visibilidad mientras no se pudieran organizar auténticas acciones de masas[9]. Con el objetivo de extender la influencia de las comisiones fuera del centro de trabajo, las operaciones de los Comandos estaban vinculadas orgánicamente a CCOO y sus integrantes pertenecían a las CCOOJJ, con la intención de conectar la realidad del mundo del trabajo con las nuevas realidades del asociacionismo juvenil: “en pleno estado de excepción, los comandos de las Comisiones Obreras Juveniles y de los estudiantes han llevado a cabo audaces acciones de agitación, de combate, ligadas a movimiento de masas”[10]

En ese momento, los jóvenes comunistas concebían la política como una forma de hacer la revolución, en una época en la que los modelos sociales que se le ofrecían a los jóvenes habían entrado en crisis hacía tiempo

Para reforzar estas acciones, el PCE lanzó en 1969 la Promoción Lenin, una campaña de reclutamiento dirigida a captar nuevos militantes que contrarrestaran los efectos de la represión y se fomentara la creación de nuevos comités sobre todo en las zonas rurales: “para fortalecer al Partido para que éste pueda cumplir con éxito su histórica misión de vanguardia. Una de las tareas capitales de esta amplia campaña es la de atraer al Partido a millares de militantes…La Promoción Lenin inyectará en nuestras filas una nueva corriente de savia nueva juvenil”[11]. Sabiéndose herederos de la vertiente más revolucionaria del marxismo-leninismo, los jóvenes comunistas pretendían asignarse para sí mismos el papel de fuerza histórica en la que su vanguardia debía ser la juventud exaltando en conciencias propias y ajenas la enorme diferencia que había entre ellos y la dictadura: “luchamos por nuestra Revolución, que es la forma real de contribuir a la victoria de la Revolución Mundial, a la defensa del Socialismo, al florecimiento de la gran causa del Comunismo[12].En ese momento, los jóvenes comunistas concebían la política como una forma de hacer la revolución, en una época en la que los modelos sociales que se le ofrecían a los jóvenes habían entrado en crisis hacía tiempo.

La acción consistía en un reparto masivo de octavillas perpetrado por un Comando de 25 jóvenes de las juventudes comunistas de Maracena y Albolote, principalmente, más algunos jóvenes de Peligros, Atarfe y los activistas de la Virgencica, La joven vanguardia comunista del Cinturón Rojo granadino

La primera acción de envergadura de las CCOOJJ de Granada tiene lugar en la Semana Santa de 1970, experiencia enmarcada en la negociación del Convenio Colectivo del sector de la construcción, conflicto que estallará en el verano de ese año con una las huelgas más importantes del período a nivel nacional. Las UJC granadinas deciden, aprovechando que ese año las cámaras de TVE iban a retrasmitir en directo las procesiones de la Semana Santa granadina[13], una acción subversiva que serviría para que los Comandos de las CCOOJJ se estrenasen visibilizándose públicamente. La acción consistía en un reparto masivo de octavillas perpetrado por un Comando de 25 jóvenes de las juventudes comunistas de Maracena y Albolote, principalmente, más algunos jóvenes de Peligros, Atarfe y los activistas de la Virgencica, La joven vanguardia comunista del Cinturón Rojo granadino.

Los Comandos de las CCOOJJ, decididos a sembrar de panfletos reivindicativos las calles de Granada durante las procesiones, pretendían lanzar a los cuatro vientos unas octavillas que hablaban de los presos políticos que habían en las cárceles, en las que existían “gran cantidad de obreros, estudiantes, intelectuales”, y que “ante esta situación de injusticia, hacemos un llamamiento a todos los granadinos para que a través de las más diversas formas: firmas de escritos, cartas a periódicos, manifestaciones etc. apoyen las peticiones de amnistía de presos políticos y sociales que a cabo llevan obreros, estudiantes en distintos puntos de nuestra patria”. La octavilla llevaba el título de “Granadinos”[14]. Aquella acción, marcada por la intensa lluvia, suponía el alba subversiva de todos los jóvenes militantes, en una operación de alto riesgo que pretendía fuera captada por las cámaras de televisión para que toda España. La lluvia hizo que uno de los grupos entregara en mano los panfletos, un compañero entregó una octavilla a uno de la policía secreta en la mano, que iba vestido de paisano”[15]. La inexperiencia y el entusiasmo les jugó una mala pasada.

Las detenciones, que se producen desde esa misma noche, representan de nuevo un despliegue represivo de las fuerzas del régimen contra los comunistas

Las detenciones, que se producen desde esa misma noche, representan de nuevo un despliegue represivo de las fuerzas del régimen contra los comunistas. Maracena vuelve a recordar las redadas de 1961, cuando aquella tarde-noche la policía hizo una redada en Maracena en la que pretendían de nuevo hacer una demostración de fuerza, “cuando volvimos (Maracena), la BPS ya estaba esperándonos[16]. Los registros, las amenazas y los interrogatorios sembraron de nuevo de pánico la localidad. En Albolote detienen a los jóvenes en plena discoteca en el concierto que daba un día después Fórmula V: “el domingo de esa Semana Santa, en Albolote tuvo lugar un concierto en directo de Fórmula V en la entonces sala de fiestas El Diamante, y ya estaba la brigada político social dentro y detuvo a varios camaradas, a Antonio Ruiz, a Paco Milena, a Félix, y a casi toda la Célula local y varios simpatizantes. También vinieron a mi casa y golpearon, pero no se les abrió ni se atendió a las llamadas de la policía. Al día siguiente me detuvieron en el taller donde trabajaba”[17]. Las detenciones fueron muy rápidas, lo mismo que las muestras de solidaridad y apoyo. Los familiares de los detenidos, sobre todo las madres y hermanas, organizadas por Natividad Bullejos Cáliz, que fue la única mujer que participó y en la operación y que no fue detenida. Nati es la que organiza y promueve junto al secretario de CCOO José Cid de la Rosa la colecta económica y de alimentos en solidaridad con los jóvenes detenidos[18]. El PCE atribuía a estas acciones la consideración de que los jóvenes, organizados en movimientos juveniles, eran precisamente los portadores y herederos de la cultura subversiva comunista demostrando que estas acciones eran una confirmación contundente de la lozanía y juventud de la que gozaba el marxismo-leninismo[19]. En 1971, el Comité Ejecutivo del PCE, desactivó las CCOOJJ, considerando que esa labor de zapa ya era perjudicial por las acciones relámpago, que el régimen estaba asociando al terrorismo y la izquierda radical, en contra de la política contenida del Pacto de la Libertad.

La dirección del PCE local, aunque fue un tanto crítica con la actuación de los jóvenes a cielo abierto, no eximió para que los jóvenes se expresaran dándose voz propia a los comandos de las CCOOJJ en el periódico Nuestra Lucha, mostrando su orgullo y asumiendo toda la responsabilidad bajo el título “Acciones y No Palabras”:

“Miembros de las CCOOJJ repartieron la noche del Jueves Santo, entre el público asistente a las procesiones, unas octavillas que recordaban a los granadinos el significado humano del Día del Amor Fraterno y hacían un llamamiento al pueblo para que se identificara con todos los españoles que, de una manera reiterada vienen luchando por conseguir esas normas básicas que, por ser de derecho humano, son reconocidas en todos los países democráticos del mundo: amnistía, liberación de todos los presos políticos y sociales, cuyo único delito ha sido el defender los intereses del pueblo; Sindicato democrático, auténtico órgano representativo para los obreros y única institución válida para la defensa de sus intereses; y por último, un salario base de 350 ptas. Estas octavillas se repartieron lanzándolas entre la gente y dándolas en mano; intervinieron las fuerzas de represión, comenzaron las detenciones que no cesaron hasta varios días después. Hasta aquí los hecho resumidos, desde “NUESTRA LUCHA” queremos analizar el procedimiento de la acción llevada a cabo por nosotros: en primer lugar, como únicos creadores y partícipes de ello, nos hacemos responsables de la misma y queremos desde aquí decir a todo el pueblo que nos sentimos orgullosos de haber realizado semejante acción; que, únicamente derrochando valentía y arrojo, cualidades natas de la juventud obrera española, lograremos abrir brecha en esa muralla de incomprensión y fiereza que forman esa alianza anti-obrera, anti-democrática y anti-humana. No queremos terminar esta declaración sin expresar nuestro dolor por los comentarios, orales y escritos, de algún sector que llamándose pro-obrero y cristiano, califica nuestra acción de imprudente y de ser ajena a nosotros en su creación. Desde aquí, y como siempre, a este sector decimos: son acciones y no palabras lo que la libertad exige en España”[20].

La novedad de las acciones, supone la entrada en la escena opositora de la organización juvenil granadina a todos los efectos, algo que permite al movimiento obrero realizar nuevas acciones de activismo ampliando su extensión facilitando la conexión y colaboración mutua entre espacios que hasta ese momento no habían trabajado unidos en estrecha colaboración. Casi dos después, 10 de estos jóvenes comunistas fueron procesados por el TOP, que los condenaría con penas que van desde un año a los tres meses de prisión, y multas a todos de 10 mil pesetas. Todo esto por repartir unas octavillas. La mayoría, on distintos grados de intensidad, continuó la lucha.

El sector juvenil de comisiones se posicionaba como representante de la juventud trabajadora, con unas reivindicaciones que recogían demandas propias basadas principalmente en mejoras laborales y de formación

El sector juvenil de comisiones se posicionaba como representante de la juventud trabajadora, con unas reivindicaciones que recogían demandas propias basadas principalmente en mejoras laborales y de formación. Los representantes de las CCOOJJ recogían con sus manifiestos las especificidades de la juventud trabajadora, con los que pretendían solucionar la tradicional brecha salarial entre jóvenes y adultos, uno de los principales anhelos y causa de profundo descontento entre la juventud obrera. Estos jóvenes, la mayoría comunistas, intentaron socializarse colectivamente en tanto que jóvenes en conexión con las experiencias de sus contemporáneos en otros países, alimentando su autonomía moral, política y estética en tiempos de transformación en los que “cualquier cosa podía pasar”, como diría Pau Malvido. La novedad radicaba en tener, sobre todo, plena conciencia de que se podían hacer cosas que los mayores no hacían. Eran los futuros adultos de la Democracia, y así se veían a sí mismos.

Bibliografía:

  • MARTÍNEZ FORONDA, Alfonso, La lucha del movimiento obrero en Granada por las libertades y la democracia. Pepe Cid y Paco Portillo: dos líderes, dos puentes. Sevilla, Fundación de Estudios Sindicales-Archivo Histórico de CCOO, 2012
  • TREGLIA, Emanuele, Fuera de las catacumbas. La política del PCE y el movimiento obrero. Madrid, Editorial Eneida 2012.

Hemerografía:

  • Mundo Obrero
  • Ideal
  • Hemeroteca Ideal

Archivos:

  • Archivo Histórico Partido Comunista de España

Entrevistas:

  • Natividad Bullejos Cáliz
  • José López Martínez
  • Francisco Megías Rodríguez
  • Manuel Moreno Linares
  • José Antonio Ramírez Milena
  • Manuel Sánchez Díaz en AHCCOO-A

Citas bibliográficas:

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  • [1] Archivo Histórico Partido Comunista de España: “Resolución del Comité Central del PCE”, Fondo Documentos, octubre de 1961.
  • [2]Desarrollo y unidad de las comisiones obreras juveniles”, Fondo Movimiento Obrero, AHPCE, Caja 83, Carpeta 4/4. P.1
  • [3]Desarrollo y unidad de las comisiones obreras juveniles”, Fondo Movimiento Obrero, AHPCE, Caja 83, Carpeta 4/4. P.3
  • [4] Entrevista a José Antonio Ramírez Milena, Albolote, 24 de junio de 2019.
  • [5] “Jóvenes trabajadores de Granada”, Fondo Movimiento Obrero, AHPCE, Caja 83, Carpeta 4/3-1.
  • [6] Entrevista a Manuel Sánchez Díaz en AHCCOO-A. Entrevistas a algunos de los allí presentes como José López Martínez, Manuel Moreno Linares, Francisco Megías Rodríguez, de 18, 17 y 16 años de edad respectivamente en aquel momento.   
  • [7]Resolución del Comité Ejecutivo del Partido Comunista de España”, Mundo Obrero, Nº10, 24 de mayo de 1969, p.3
  • [8] “Organizaciones juveniles”, AHPCE, Caja 153, Carpeta 4/5.
  • [9] TREGLIA, Emanuele, Fuera de las catacumbas. La política del PCE y el movimiento obrero. Madrid, Editorial Eneida 2012. Pp.252-253.
  • [10]Resolución del Comité Ejecutivo del Partido Comunista de España”, Mundo Obrero, Nº10, 24 de mayo de 1969, p.2.
  • [11]“Promoción Lenin”, Mundo Obrero, 2 de septiembre de 1969, p.5.
  • [12]“El partido de masas que necesitamos”, Mundo Obrero, 30 de septiembre de 1970, p.4.
  • [13] Ideal, 25 de marzo de 1970, p.3.
  • [14] Sumario 229/70 del Tribunal de Orden Público. Citado en Alfonso Martínez Foronda, La lucha del movimiento obrero en Granada por las libertades y la democracia. Pepe Cid y Paco Portillo: dos líderes, dos puentes. Sevilla, Fundación de Estudios Sindicales-Archivo Histórico de CCOO, 2012, p.  190.
  • [16] Entrevista a Natividad Bullejos Cáliz, Maracena,  16 de junio de 2021.
  • [17] Entrevista a José Antonio Ramírez Milena, Albolote, 24 de junio de 2019.
  • [18] Entrevista a Natividad Bullejos Cáliz, Maracena, 11 de junio de 2021.
  • [19] “En juventud”, Nacionalidades y regiones, Andalucía y Extremadura, AHPCE, Jaq. 587, febrero de 1970.
  • [20] “Acciones y no palabras. Declaración de las Comisiones Obreras Juveniles”, Nuestra Lucha, Granada, abril de 1970, Nº 4, AHPCE, Publicaciones Periódicas

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