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'Francisco Casares y los granadinos del Kommando César'

Blog - Foro de la Memoria - Fernando Alcalde Rodríguez. - Sábado, 6 de Mayo de 2023
Fernando Alcalde, de la Asociación 14 de abril para la Recuperación de la Memoria Histórica en la Costa de Granada nos descubre en este brillante artículo a Francisco Casares: "volvió a su casa de Motril una noche de 1950, tras trece años de guerras, detenciones y reclusión en los terribles campos de concentración nazis, donde padeció lo que hasta entonces no había soportado ningún ser humano. Y volvió vivo para no contarlo".
Francisco Casares. Carta enviada a su madre desde París.
Cortesía de la familia Casares.
Francisco Casares. Carta enviada a su madre desde París.

La noche ya había caído cuando la Alsina se detuvo en aquel apeadero casi familiar. Cuatro días había tardado en recorrer el país de punta a punta, desde la frontera francesa a la costa del Mediterráneo, soportando los cacheos arbitrarios, las preguntas ofensivas y el trato intimidante. Pero ya había llegado, como le anunció el aire húmedo y fresco que inundó el autobús, cargado de los olores del jazmín y el galán, y de todos los recuerdos que, hasta ese momento, habían permanecido obligatoriamente borrados. Inesperadamente, una débil y dudosa sensación de felicidad, de seguridad, lo serenó.

Calle Ruiz número 1 de Motril. Lugar donde se encontraba la vivienda de la familia Casares.

El golpe de campana anegó de miedo cada rincón del número uno de la calle Ruiz, cuyos inquilinos bien conocían que las espantosas noches de la posguerra eran terreno de desapariciones y muerte

Nadie le esperaba. Recogió su pequeña y descompuesta maleta y condujo sus pasos por la terriza carretera que delimitaba el pueblo de la vega hasta cruzar la acequia y adentrarse en el pueblo. Por un fugaz instante tuvo el impulso de detenerse junto al casino, lugar, en días ya olvidados, de agitaciones revolucionarias y de utopías alcanzables, pero inconscientemente, la prudencia adquirida a golpe de sufrimiento le llevó directamente al estrecho y oscuro callejón donde se encontraba su destino.

El golpe de campana anegó de miedo cada rincón del número uno de la calle Ruiz, cuyos inquilinos bien conocían que las espantosas noches de la posguerra eran terreno de desapariciones y muerte.   

─ ¿Quién es?

─ Paco.

─ ¿Qué Paco?

─ El que se perdió en Castell de Ferro hace 13 años.

─ ¡Madre, es Paquito, es Paquito!

Plano de la ciudad de Motril (1932). Instituto de estadística y cartografía de la Andalucía.

Francisco Casares volvió a su casa de Motril una noche de 1950, tras trece años de guerras, detenciones y reclusión en los terribles campos de concentración nazis, donde padeció lo que hasta entonces no había soportado ningún ser humano. Y volvió vivo para no contarlo.

Francisco Casares. Carta enviada a su madre desde París. (Cortesía de la familia Casares).

Porque, aunque no desveló su historia hasta mucho después, Francisco fue una del casi medio millón de personas que cruzaron la frontera desde Cataluña a comienzos de 1939

Porque, aunque no desveló su historia hasta mucho después, Francisco fue una del casi medio millón de personas que cruzaron la frontera desde Cataluña a comienzos de 1939.  Eran militares encuadrados en alguna de las unidades que participaron en la Batalla del Ebro o refugiados, muchos de ellos andaluces traslados allí tras la Desbandá. En Francia no fueron recibidos con fraternidad. Su gobierno los recluyó en los infames campos de internamiento de Argeles-Sur-Mer, San Cyprien, Rivesaltes, Sedfonts o Le Barcarès, donde estuvo Francisco. Campos situados junto al mar o en el interior, sin más servicios ni cobijo que el espino de sus alambradas y donde murieron de frio, hambre y enfermedades más de 10.000 españoles y españolas.

El inicio de la II Guerra Mundial obligó a Francisco a alistarse en una Compañía de Trabajadores Extranjeros, unidades creadas por el Ejército francés para contribuir al esfuerzo de guerra. Otros optaron por ingresar en la Legión Extranjera o en los Regimientos de Marcha, volver a España o, los más afortunados, escapar al exilio americano. En las Compañías de Trabajadores se les pagaba un sueldo mísero, pero comían mejor, tenían un trato algo más digno y podían cartearse con sus familiares. Era eso o morir de diarrea en los campos franceses.

“...Salimos en tren en vagones para 8 caballos o 40 personas, hombres y mujeres. A los 4 o 5 días, sin comer ni dormir, llegamos a una estación que decía Mauthausen. Nos hicieron salir y cuando estábamos ya formados, y los muertos en un camión, que había igual de vivos que de muertos, emprendimos la marcha hacia el campo”

Aquello apenas duró unos meses. La rápida victoria alemana hizo que Paco cayese prisionero en la región de Les Vosges, cerca de Épinal, en el verano de 1940. De aquí pasó por varios campos de prisioneros alemanes, primero en el Stalag 122 cerca de Chaumont, de aquí al VI-F en Bocholt, hasta llegar al Stalag XII-D situado en Trier. Como mucho más tarde afirmaría, allí las condiciones eran duras pero soportables, eran tratados como prisioneros de guerra.

Todo cambió a peor unos meses más tarde. Francisco, junto a otros 1.055 prisioneros españoles, fue trasladado al campo de Mauthausen en abril de 1941 “...salimos en tren en vagones para 8 caballos o 40 personas, hombres y mujeres. A los 4 o 5 días, sin comer ni dormir, llegamos a una estación que decía Mauthausen. Nos hicieron salir y cuando estábamos ya formados, y los muertos en un camión, que había igual de vivos que de muertos, emprendimos la marcha hacia el campo”.

Ramón Serrano Suñer y Von Ribbentrop, Berlin, Septiembre de 1940 (National Digital Archives of Poland)

En base a esta decisión, al menos 9.328 españoles fueron enviados a los campos de exterminio, de los que 3.809 sobrevivieron y 334 permanecen aún desaparecidos, es decir, fueron asesinados el 59 por ciento de ellos

Tras esa decisión estaba la reunión mantenida unos meses antes entre Serrano Suñer y Von Ribbentrop en la que se había tratado, entre otros temas, el destino de los prisioneros republicanos. La posición de Franco era nítida: no había españoles fuera de España; eran, por tanto, apátridas, sin ningún derecho de nacionalidad. En base a esta decisión, al menos 9.328 españoles fueron enviados a los campos de exterminio, de los que 3.809 sobrevivieron y 334 permanecen aún desaparecidos, es decir, fueron asesinados el 59 por ciento de ellos. Las inimaginables condiciones sufridas descritas por los supervivientes solo son creíbles tras su testimonio: el trabajo hasta el agotamiento, el frio al servicio del exterminio, el hambre, las torturas, las palizas, las alambradas o el gas. La infamia deshumanizada del fascismo.

Pilas de cadáveres, poco después de la liberación del campo de Mauthausen. (US Holocaust Memorial Museum).

La suerte no estuvo con los granadinos. De los 277 deportados, solo 92 sobrevivieron, algo menos del 30 por ciento. Y pudo haber sido peor de no ser por César Orquín.

"...que derivó en un hecho inusual en el universo concentracionario: la constitución de un grupo de trabajadores, todos españoles, capaz de realizar con eficacia cualquier trabajo especializado que se le encomendase, al que se denominó informalmente como el kommando César"

César Orquín fue un anarquista, integrante de la Brigada Lincoln, hijo ilegitimo de un aristócrata que no le dejó su apellido, pero sí una cuidada educación, el conocimiento de varios idiomas y una atrevida personalidad. Todas estas cualidades le permitieron entablar una relación de conveniencia con los mandos nazis que derivó en un hecho inusual en el universo concentracionario: la constitución de un grupo de trabajadores, todos españoles, capaz de realizar con eficacia cualquier trabajo especializado que se le encomendase, al que se denominó informalmente como el kommando César. Once granadinos se integraron en él: Francisco Alcalde Martín, de Albondón, Francisco Canillas González, de La Rábita, Francisco Casares Rodríguez, de Motril, Miguel García Ramos y Rafael Sánchez Gálvez, de Algarinejo, Antonio García Ribas, de Almuñécar, Ramón García Tomás, de Galera, Miguel Guerrero Romero, de Castillo de Tajarja, Valentín Martínez González, de Puebla de Don Fadrique, Antonio Ortuño Cid, de Pinos Puente y Antonio Paloma Alonso, de Salobreña.

Desde aquí, todos ellos, fueron trasladados a Gusen el 27 de marzo de 1945, algo más de un mes antes de su liberación, lo que les permitió acabar la guerra con vida

Todos ellos sobrevivieron y compartieron trabajo y penalidades. El 6 de junio de 1941 se incorporaron a la construcción de un puente en Vöcklabruck Francisco Alcalde, Francisco Casares, Miguel García, Miguel Guerrero y Antonio Paloma. De aquí se trasladaron a Ternberg donde debían construir una central hidroeléctrica y donde se sumaron, entre el 16 y el 29 de septiembre, Francisco Canillas, Antonio García, Ramón García, Valentín Martinez, Antonio Ortuño y Rafael Sánchez. A excepción de Antonio Ortuño, de Pinos Puente, el resto pasó, posteriormente, a trabajar en la construcción de los túneles de Redl-Zipf, donde se realizaba la producción de combustible para las V2. Desde aquí, todos ellos, fueron trasladados a Gusen el 27 de marzo de 1945, algo más de un mes antes de su liberación, lo que les permitió acabar la guerra con vida.

César Orquín, primero por la derecha junto a exprisioneros republicanos liberados de Mauthausen. (Familia Orquín en César Orquín Serra: El anarquista que salvó a 300 españoles en Mauthausen” de Guillem Llim y Carles Senso)

Unos 400 españoles formaron parte de este kommando, de los que solo murieron entre 12 y 14 de sus integrantes. Disfrutaron de mejor alimentación, cobijo e incluso servicio sanitario, gracias al cual pudo salvarse el almuñequero Antonio García Ribas, aquejado de una herida producida por una bala cercana al corazón

Unos 400 españoles formaron parte de este kommando, de los que solo murieron entre 12 y 14 de sus integrantes. Disfrutaron de mejor alimentación, cobijo e incluso servicio sanitario, gracias al cual pudo salvarse el almuñequero Antonio García Ribas, aquejado de una herida producida por una bala cercana al corazón.

Tras la liberación de Mauthausen por los aliados, César Orquín fue denunciado por algunos presos como colaboracionista, sin que por ello fuese juzgado ni condenado.  Alguno de sus ayudantes, como el kapo Flor de Lis, apagó con su vida la furia de los reclusos. Sin embargo, quienes trabajaron con el valenciano, resaltan su compromiso con los españoles y lo consideran responsable de su salida de aquel infierno.

Francisco Casares se casó en 1951 con la torreña María Luisa Ruiz. Desde Torrenueva, emigró en 1957 a Sant Just Desvern donde vivió hasta su fallecimiento el cuatro de agosto de 2009 a la edad de 91 años

Francisco Casares se casó en 1951 con la torreña María Luisa Ruiz. Desde Torrenueva, emigró en 1957 a Sant Just Desvern donde vivió hasta su fallecimiento el cuatro de agosto de 2009 a la edad de 91 años.

Del resto de los granadinos del kommando César apenas tenemos noticias.

La Asociación 14 de abril RMHCG espera que pronto, 20 de los 21 motrileños que pasaron por los campos nazis tengan una pequeña placa de recuerdo

La Asociación 14 de abril RMHCG espera que pronto, 20 de los 21 motrileños que pasaron por los campos nazis tengan una pequeña placa de recuerdo. Posiblemente en julio, el artista alemán Gunter Demning visitará Motril, los Tablones, el Varadero y la Garnatilla para colocar, en la puerta de las casas donde vivieron, las stolperstein, las piedras de memoria, concebidas como homenaje a los deportados y recordatorio del horror que acecha tras el olvido. El número 21, Francisco, tendrá la suya en Sant Just Desvern, la ciudad donde, al final, decidió contar su terrible historia de sufrimiento y coraje.

Stolperstein. Réplica de una de las piedras de memoria que se colocaran en la puerta de las viviendas donde nacieron los deportados motrileños a los campos nazis.
Este artículo ha sido posible gracias a la información aportada por Noemí Casares, Guillen Llim, y Juli Ochoa. Información adicional puede encontrarse en los siguientes trabajos:
Fernando Alcalde Rodríguez. Miembro de la Asociación 14 de Abril para la recuperación de la Memoria Histórica de la Costa de Granada. Coautor de la trilogía “Por la Libertad del Pueblo. Itinerarios por los restos materiales del Frente sur de Granada”.
  • Francisco Casares. El santjustenc que va sobreviure linfern de Mauthausen”, de Juli Ochoa.

  • “César Orquín Serra: El anarquista que salvó a 300 españoles en Mauthausen”, de Guillem Llim y Carles Senso.

  • “Mauthausen, después. Voces de españoles deportados”, de Mercedes Vilanova.

  • “Andaluces en los campos de Mauthausen”,de Sandra Checa, Ángel del Río y Ricardo Martín.

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Este es un espacio para el recuerdo y el homenaje a las víctimas del franquismo.

Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.

En colaboración con y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada. 

Reportajes de la quinta temporada del Foro de la Memoria:

Aquí puedes leer los reportajes de la cuarta temporada del Foro de la Memoria:

Si no tuviste oportunidad o quieres volver a leerlos, puedes leer aquí los reportajes de la tercera temporada del Foro de la Memoria:

Si no tuviste oportunidad o quieres volver a leerlos, estos son los reportajes de la segunda temporada del Foro de la Memoria: 

Puedes consultar también los reportajes de la primera temporada del Foro de la Memoria en los siguientes enlaces:

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Imagen de Fernando Alcalde Rodríguez.

Miembro de la Asociación 14 de Abril para la recuperación de la Memoria Histórica de la Costa de Granada. Coautor de la trilogía “Por la Libertad del Pueblo. Itinerarios por los restos materiales del Frente sur de Granada”.