FORO DE LA MEMORIA

En homenaje a los almuñequeros presos en campos de concentración nazis

Ciudadanía - IndeGranada - Sábado, 19 de Febrero de 2022
Un monolito recuerda en Almuñécar a Heraldo Muñoz Puyol, Antonio García Ribas, Juan Cubero Guarda y Miguel Martín Arellano y, a través de su memoria, a todos los españoles que sufrieron el horror nazi y los campos de concentración franquistas.
Asistentes al descubrimiento del monolito, el pasado 28 de enero
Asistentes al descubrimiento del monolito, el pasado 28 de enero
Los nombres de Heraldo Muñoz Puyol, Antonio García Ribas, Juan Cubero Guarda y Miguel Martín Arellano figuran desde este año en un monolito del Paseo del Altillo de Almuñécar para que su memoria no caiga en el olvido. Los cuatro sufrieron el horror de los campos de concentración nazis. 

Como recordó durante el acto celebrado a finales de enero para descubrir el monolito, Jacqueline López Ligero, Heraldo Muñoz Puyol murió en el campo de concentración de Gusen, que dependía de Mauthausen y al que enviaban a personas desahuciadas. Juan Cubero Guarda fue liberado de Mauthausen al término de la II Guerra Mundial y vivió en un pueblo del sur de Francia. Lamentablemente, de Antonio y Miguel no se sabe cuál fue su suerte y si lograron sobrevivir.

Sus casos los conocemos a través de las investigaciones de Manuel Lloret Corpas, José María Azuaga Rico y Jacqueline López Ligero.

Por el campo de concentración de Mauthausen, según los datos que expuso la investigadora y activista del movimiento memorialista, se calcula que pasaron unas 200.000 personas, muriendo la mitad. Fueron aproximadamente unos 7.200 los españoles internados allí y según los datos recopilados en distintas investigaciones, 5.000 perdieron la vida

Los españoles internados en campos de concentración nazi eran por una parte, como expuso López Ligero, republicanos antifranquistas que habían pasado a Francia al término de la guerra de España. Con el tiempo, una parte de ellos ingresó en las Compañías de Trabajadores Extranjeros, con una misión, hacer fortificaciones contra la amenaza nazi. Por otra, españoles que ingresaron en el Ejército francés tras el término de la guerra de España. 

"Estos españoles fueron capturados por los nazis tras la derrota francesa en 1940, pasando por distintos campos de concentración hasta que finalmente son recluidos en Mauthausen y Gusen".

Jacqueline López Ligero hizo hincapié en que también hubo muchas mujeres represaliadas, y entre ellas españolas. Las internaron sobre todo en el campo de Ravensbrück.

Jacqueline López, durante su intervención en el acto. 

"Franco también llenó España de campos de concentración", recordó Jacqueline López Ligero

"Franco también llenó España de campos de concentración". Muy cerca de donde se homenajeó a los cuatro almuñequeros presos en campos nazi, recordó Jacqueline López Ligero, había uno lindando con el Palacete de la Najarra y delante del parque del Loro Sexi, la fábrica de Nuestra Señora del Carmen o de La Encarnación, como fue nombrada con posterioridad. Esta fábrica de azúcar fue utilizada por los franquistas como campo de concentración

Azucarera de la Encarnación o de Nuestra Señora del Carmen, en Almuñécar. Fue utilizada por los franquistas como campo de concentración.

Por tanto, en el recuerdo, también todas las personas, hombres y mujeres, que estuvieron recluidas en estos centros de represión franquista.

Fábrica de azúcar Nuestra Señora de la Cabeza, La Alcoholera, en Motril. Fue convertida en campo de concentración. Ahora, los planes municipales pasan por levantar allí un centro de ocio.

De las duras condiciones que vivieron en estos campos de concentración franquistas queda el testimonio de José María Hornos. En una entrevista que concedió al historiador y memorialista José María Azuaga, relató cómo fue conducido hasta allí y las penurias que pasaron. Transcribimos ese testimonio: 

"En el frente estuve hasta que terminó la guerra. Una mañana aparecieron los fascistas diciendo que la guerra había terminado, que teníamos que entregarnos e ir a Motril para que nos hicieran el pasaporte (nos estaban engañando) para volver a casa. 

Salimos, entregamos todo lo que teníamos y nos fuimos con la Compañía aquella que nos llevaba a Motril. Cuando llegamos a Motril, en la punta del pueblo había una fábrica muy grande de azúcar y allí nos metieron.

Ni nos dieron pasaporte ni nada, me tiré allí 40 días, me daban todos los días un disco de pan y una lata de sardinas, nada más en todo el día. Para beber agua teníamos que hacer cola.

Allí nos dijeron que teníamos que escribir a los familiares para conseguir un aval para que nos pudieran hacer el pasaporte, decían que estaban seguros que había muchos que podían irse. Yo le escribí a mi madre durante días sin respuesta". 

Campo de concentración de La Fabriquilla, en una fotografía cedida por Gonzalo Arcas. 

De ese testimonio queda aún otro pasaje que refleja las penalidades vividas por quienes fueron recluidos en estos campos franquistas, en este caso, los localizados en la Costa de Granada: 

"En el 'campo' (fábrica) había mucha gente. Había una puerta grande aparte de la principal. Esta puerta tenía una rejilla por donde veíamos las cañas de azúcar. Pensamos en salir por la rejilla y coger algunas cañas y meterlas. Me tocó salir a mí y arranqué cañas y las metía por la rejilla para que los compañeros las chuparan. 

Una vez fuera pensé: ¿qué hago, me meto otra vez o me escapo? Ese primer día no me escapé, pero uno de los días que salía a coger cañas pensé en salirme y acercarme al pueblo para ver si conseguía comida. Al caminar un poco hacia el pueblo me encontré a una mujer. Sentí vergüenza por el aspecto que llevaba, sin asearme ni cambiarme de ropa durante tanto tiempo, pero me pudo el hambre y le dije: señora, estoy muerto de hambre, me he escapado de un 'campo', ¿tendría usted algo que darme? Me miró fijamente a los ojos y fue a buscar al marido. El marido me miró, me preguntó la edad y le dijo que me hiciera un bocadillo. Me preguntó si pensaba volver al campo o escaparme, y me dijo: si decides volver al 'campo', cada vez que te escapes vuelve y te daremos de comer".

La Fabriquilla, como recuerda López Ligero, fue también acuartelamiento de las tropas enviadas en la posguerra para enfrentarse a la proyectada invasión aliada, si Franco hubiera entrado de lleno en la Segunda Guerra Mundial.

Fábrica de San José, en el Puerto de Motril, Varadero.
Documentos que dan fe de la existencia de estos campos de concentración de Varadero y La Fabriquilla, tomados del archivo municipal de Motril 

Una iniciativa de Unidas Podemos aprobada en pleno municipal

La instalación del monolito en memoria de los almuñequeros que pasaron por los campos de concentración nazis fue reivindicada en una moción de Unidas Podemos aprobada en pleno municipal. "Es de justicia que se recuerde y se dignifique la memoria de nuestros conciudadanos que tanto dejaron por el camino en la lucha por nuestras libertades y la democracia", resaltó el concejal de la coalición de izquierdas Francisco Fernández. 

Al acto de inauguración, que estuvo presidido por la alcaldesa de la localidad, Trinidad Herrera (PP), asistieron, junto a representantes de la corporación, entre otros, la coordinadora de IU Granada y portavoz de Unidas Podemos, la diputada provincial Mari Carmen Pérez.

La información y las fotos incluidas en este reportaje han sido facilitadas por Jacqueline López Ligero, cuyo trabajo y aportación han permitido elaborarlo.

Nuestro agradecimiento también a José María Azuaga y a todas y todos los investigadores y asociaciones que trabajan por la Memoria.

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